domingo, 28 de febrero de 2010

Un mes

Pues sí, ni más ni menos, ése es el tiempo que queda para que sea Domingo de Ramos. Pero además, hoy se puede hacer esta afirmación con la suerte añadida de que al encontrarnos en el último día de febrero no son 30 sino 28 los días que restan para que estrenemos oficialmente una nueva Semana Santa. Quedan cuatro semanas para que la Catedral se abarrote a primera hora de palmas, para que La Paz llene de túnicas blancas el Parque de María Luisa, para que un nazarenito o nazarenita de La Borriquita abra la Carrera Oficial, para que en Molviedro vuelva a obrarse el milagro de una nueva salida de los pasos de Jesús Despojado, para que la ojiva de San Julián abrace de nuevo el palio de la Hiniesta, para que la plaza del Sol ilumine con fuerza el misterio de La Cena, para que ruja la Centuria en San Roque, para que venga 'trianeando' la Estrella, para escuchar el silencio blanco al paso de La Amargura, para que sólo se escuche en el Salvador el crujido de la rampa al paso del Amor...

Faltan apenas cuatro domingos para que se le caigan las manos al que no estrene, para que las vísperas ya sólo sean un recuerdo, para las visitas a primera hora a los templos, para estrenar un nuevo programa de mano o la hoja del ABC, para escuchar El Llamador a cada paso, para buscar cada esquina, cada atajo; para ver los balcones adornados con damascos, a los chinos vendiendo sillas, al tío de los globos, a muchos reencontrándose con sus barrios; para que los vellos se ericen a los sones de las cornetas, para que el corazón palpite a ritmo de ordinario; para que el incienso lo inunde todo, para que el azahar sea su mejor aliado; para que resuenen por doquier las saetas, para que no haya calle del centro sin bulla... para que sea, en definitiva, Domingo de Ramos.

Pero también hoy quedan 27 días para ver nazarenos en Torreblanca y Alcosa, para una tarde de estrenos en Ciudad Jardín con La Milagrosa. Y uno menos para que empiece el desfile de túnicas y capirotes en Pino Montano, Palmete, Bellavista, Heliópolis y el Sagrario; para el silencio en Triana con Pasión y Muerte, para que San Pablo se llene de vísperas con el Cristo de la Humillación y la agrupación parroquial de La Humildad. Restán tres semanas para que Antonio García Barbeito nos regale un pregón que ha tardado en llegarle pero que siempre se mereció; para que 24 horas antes, una cofradía se apodere de las Tres Mil y la Virgen de los Reyes se pasee por Amate. 13 días para que en La Corza y Santa Aurelia veamos los primeros pasos.

La espera va consumiendo sus horas de preparativos y ensayos dejando que se acerquen, poco a poco y siempre de frente, los días grandes a la ciudad. Y es que quedan tan sólo 28 días para que nos demos cuenta de que es primavera; faltan apenas cuatro semanas para que sin necesidad de abandonar los sueños podamos despertar.

sábado, 27 de febrero de 2010

De aquellos barros...

"Madrugá del Viernes Santo, noche grande de Sevilla". Así se han referido muchos autores a la que, en la práctica, resulta la jornada central de la Semana Santa, ésa que desde la medianoche del Jueves Santo y hasta bien entrado el mediodía del Viernes destapa el tarro de las esencias de una ciudad que vive despierta el mejor de sus sueños. Es la noche de la 'Madre y Maestra' (El Silencio), en la que Dios camina por las calles (Gran Poder), de la Esperanza (Macarena y Triana), de la sobriedad del Calvario, de la algarabía de Los Gitanos... pero también, de un tiempo a esta parte, es el momento en el que mejor se nota que algo está cambiando.

Este año se cumple una década de aquella Madrugá de 2000 en la que el pánico y las 'carreritas' acapararon el protagonismo que las hermandades nunca debieron perder. Diez años desde aquel caso al que sólo se le dedicó una muy superficial investigación y al que se le dió carpetazo con la excusa de que "sólo fue un ataque de histeria colectiva". Nadie, absolutamente nadie, tuvo interés alguno en explicar qué pasó durante aquella noche del 20 al 21 de abril entre las cinco y media, y las seis, cuando la gente echó a correr despavorida en distintos puntos a la vez. Sólo se creó un dispositivo especial, el CECOP, con el que se intentó silenciar cualquier reclamación y convencer de que se estaba haciendo algo.

Sin embargo, desde entonces, nada ha sido igual. Al principio, se notó un fuerte descenso de público durante la noche, ya que muchos decidieron salir con las primeras luces del día, quizás porque al amparo de la luna "todos los gatos son pardos". Incluso, con el paso de los años, se recuperó cierta normalidad, pero el clima ha seguido estando marcado por la inseguridad, por la sospecha de que lo más mínimo podría hacer saltar todo por los aires. Por ello, la Madrugá ha ido desprendiéndose  de parte de su magia por culpa del niñateo, ése que campa a sus anchas por las calles nada más caer el sol.

Cada año se ha repetido conatos de 'carreritas' que, por suerte, no llegaron nunca a más. Las peleas y las botellonas se han ido haciendo cada vez más presentes de lo que se antoja necesario en una madrugada cualquiera. Lo que antes era una noche de deleite para los sentidos, se ha convertido en toda una representación de calma tensa que el año pasado a punto estuvo de acabar en tragedia. Las escenas de pánico volvieron con las avalanchas en Reyes Católicos. Nazarenos que abandonaban las filas tras ser arrollados, lágrimas causadas por el miedo, no por la devoción; intranquilidad y rumores por doquier...

Tanto es así, que este año las hermandades de la Madrugá han solicitado más presencia policial para blindar la seguridad de sus cortejos y del público e, incluso, alguna como Los Gitanos ya ha planteado recorridos más cortos (45 minutos menos en la calle) que van en detrimento del lucimiento, pero en favor de la tranquilidad de sus hermanos. Y, entre tanto, desde las altas instancias siguen diciendo que no pasa nada. Mientras la normalidad pasa, muy a nuestro pesar, a ser pasto del recuerdo, quienes tienen que conservarla se escudan en 'parches' que resultan insuficientes y siguen calificando como 'hechos aislados' aquellos que comienzan a ser usuales Madrugá tras Madrugá.

Sevilla, por desgracia, ya no es la que sabe moverse en la bulla, ésa que podía estar tranquila ante cualquier aglomeración sabiendo que nada iba a pasar. Hoy, es el resultado del capricho de grupos de niñatos que hacen cuanto les viene en gana por las calles con total impunidad. Y es que hace una década vimos claro que la ciudad tenía una importante remesa de barro. Qué pena que quienes tenían que haberse encargado de arreglarlo lo único que hayan lavado hayan sido sus propias manos y puedan convertir la noche más bella de Sevilla en un auténtico lodozal.

viernes, 26 de febrero de 2010

Y sin embargo se mueve

Más allá de la lluvia, los primeros avisos de las vísperas ya se notan en el centro de la ciudad. A pesar de los charcos y los paraguas, de un clima desconocido por estas latitudes y de una Cuaresma atípica que a causa de la meteorología nos tenemos que conformar con vivirla más de puertas hacia dentro que hacia fuera, la capital hispalense empieza a prepararse para sus días grandes. Eso se nota no sólo en las primeras colas que se forman en las puertas de tintorerías y tiendas de bordados que reciben las visitas de aquellos que bscan tener sus túnicas preparadas antes que nadie. También más allá de las primeras casas de hermandad en las que las papeletas de sitio ya se están repartiendo. Al margen de los sones de cornetas y tambores que suenan a media tarde en parques o junto al río y de los ensayos nocturnos de las cuadrillas de costaleros, la cercanía de la Semana Santa se siente de manera especial en la plaza de San Francisco, donde han comenzado a montarse los palcos.

De momento, y quizás porque la presencia del líquido elemento no ayuda, no pueden verse a los operarios con las manos en la masa, pero sí las piezas que después se convertirán en las gradas desde la que sus abonados podrán ver todas y cada una de las hermandades que procesionen rumbo a la Catedral. Es el preludio de la metamorfosis que vivirá el centro a lo largo de las próximas semanas para recibir como se merece a su fiesta más importante, al que seguirán el vallado de La Campana y la aparición de las sillas tanto ahí como en Sierpes, la Avenida y Virgen de los Reyes. Se trata, para muchos, del pistoletazo de salida de una nueva fase de esta cuenta atrás que comenzó cuando perdimos de vista la carroza del Rey Baltasar, de un nuevo atisbo de que el tiempo continúa avanzando de nuestra parte.

Y es que a pesar de que vivimos el invierno más plomizo que se recuerda, del ambiente triste y pesaroso que acompaña a la lluvia, la primavera, casi sin darnos cuenta, no falta a su cita y llama un año más a las puertas de la ciudad. Quizás sea que la falta de sol no aletarga más de la cuenta y no nos permite darnos cuenta como siempre de que vivimos en plena Cuaresma y cada vez falta menos para que túnicas y capirotes se conviertan en el paisaje general de la ciudad. Sea como fuere, lo importante es que pese a cambios climáticos y cielos grises todo sigue sigue su curso como lo ha hecho tradicionalmente. Porque puede que no lo notemos, pero la Cuaresma, sin embargo, se mueve.

jueves, 25 de febrero de 2010

La nueva Jerusalén de Occidente

La literatura siempre ha ido de la mano de la Semana Santa de Sevilla, dando lugar a la creación de muchísimas metáforas. Una de ellas reza que la capital hispalense se convierte cada primavera en ‘la nueva Jerusalén de Occidente’, algo que va camino de hacerse realidad dentro de poco más un mes. Y es que al fervor popular que tradicionalmente rodea a todas y cada una de las hermandades a lo largo y ancho de sus recorridos, ahora se suma el hecho de que la ciudad tendrá su propia guardia judía. Ésta se estrenará el próximo Sábado de Pasión en Ciudad Jardín, acompañando al misterio de la agrupación parroquial de La Milagrosa (el del Cristo de la Esperanza a su paso sobre el río Cedrón), otra de las mayores novedades que presentará la Semana Santa de 2010.

Se trata de algo prácticamente nuevo, puesto que por las calles hispalenses nunca han desfilado recreaciones de las huestes del Sanedrín. De hecho, estamos acostumbrados a ver romanos, como los juanmanuelinos de la Centuria Romana de La Macarena o los sobrios del Santo Entierro. Igualmente, también conocemos, por ejemplo, el escuadrón a caballo de La Paz o las representaciones de la Verónica y la Fe de Montserrat. Pero, hasta ahora, los únicos judíos que habíamos visto moverse por Sevilla eran los que iban sobre lo misterios de diversas hermandades.

A partir del próximo Sábado de Pasión, esta guardia judía se convertirá en una seña propia de identidad de La Milagrosa, que ha recurrido a los consejos de Navarro Arteaga (autor del misterio completo) para recrear con la mayor similitud histórica posible a los militares al servicio del Sanedrín. Del mismo modo, 31 hermanos de la corporación están cumplimentando un total de 12 ensayos para adecuarse al papel, lo que da buena cuenta del interés y la seriedad con los que se está trabajando en esta iniciativa.

Quien sabe si dentro de 50 años se hablará de esta guardia al modo de cómo se hace actualmente de la centuria romana que cada Madrugá acompaña y custodia al Señor de la Sentencia. Ojalá no se quede en el camino como aquella otra tropa romana de San Juan de la Palma de los 50 o como aquel escuadrón de husares del Carmen Doloroso que desapareció hace algunos años. De momento, ganas no faltan en Ciudad Jardín para que el Sanedrín pueda tener a partir de este año, y por mucho tiempo, una tropa a su servicio a la vera de la Gran Plaza.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Caminos de ida y vuelta

Dicen muchos expertos que el devenir de la historia se basa en la 'Teoría del Péndulo', por la cual los hechos se repiten cada cierto tiempo. Esto, al menos, podría aplicarse a lo que sucede en la hermandad de Los Gitanos, sobre todo en relación al acompañamiento musical de su paso de cristo. Y es que a finales de los 70, en el seno de la corporación, por aquel entonces, de San Román surgió la idea de crear una división musical que, con el tiempo, terminase tocando tras el Señor de la Salud. La iniciativa se llevó a la práctica y nació la banda de cornetas y tambores María Santísima de las Angustias, que llegó a abrir el cortejo durante varias Madrugás. Sin embargo, en pocos años terminó desapareciendo sin lograr el objetivo con el que nació.

Ya a mediados de los 90, con Virgen de los Reyes tras el Cristo, volvió a retomarse la misma idea, tomando cuerpo y cristalizando en la agrupación musical Nuestro Padre Jesús de la Salud, que siguió los pasos de su antecesora. Pero no se quedó ahí. En un par de años hizo realidad el sueño de la junta de gobierno y comenzó a acompañar al Señor. Tal fue la sintonía desarrollada entre la sección musical y la hermandad que, a principios de esta década, se creó una agrupación juvenil que recibió el nombre de la titular mariana. Pero, no todo iban a ser 'vino y rosas'.

Comenzaron a aparecer roces entre la junta de gobierno y la banda. Éstos fueron creciendo con el paso de los meses y desencadenaron el retorno de Virgen de los Reyes. Primero, compartiendo recorrido con la agrupación de la hermandad cada Madrugá y, después, quitándole el sitio. Aunque la situación no acabó ahí. La sección musical de Los Gitanos no continuó mucho tiempo tocando en la cruz de guía, puesto que las discrepancias cada vez fueron más profundas, hasta el punto de que la corporación la expulsó y le prohibió el uso del nombre del Señor para su denominación. A partir de entonces, sólo la agrupación juvenil podía presumir de formar parte de la cofradía.

Y cuando parecía que todo había acabado, esta Cuaresma nos encontramos con una nueva sorpresa. Tras años de ostracismo, la agrupación de Los Gitanos podría volver a ser parte de la corporación de la Madrugá e, incluso, tocar tras el Cristo de la Salud el año que viene. Al menos, ese parece ser el deseo del nuevo hermano mayor, José Moreno Vega, quien ha confirmado para este año a Virgen de los Reyes (en virtud de un contrato firmado por la junta anterior), pero que ha dejado en el aire su continuidad, ya que la intención es la de volver a fomentar una sección musical propia. ¿Será esta vez la definitiva? ¿Servirá para poner por fin paz entre la banda y la corporación? ¿Aumentará con ello la rivalidad entre Virgen de los Reyes y la agrupación de Los Gitanos? Viendo la evolución de los acontecimientos en los últimos años, todo podría pasar.

martes, 23 de febrero de 2010

Normalidad transitoria

Tras casi dos meses ininterrumpidos de lluvia, con unas previsiones de el cien por cien de posibilidades de que el líquido elemento volviese a caer sobre Sevilla, la meteorología 'nos levantó el castigo' para poder disfrutar del Vía Crucis del Consejo General de Hermandades y Cofradías, presidido este año por el Cristo de la Salud de la hermandad de La Carretería. Y eso que la noche antes diluvió, hasta el punto de que muchos nos acostamos convencidos de que, como reza el refrán, no habría dos sin tres, y que la corporación del Arenal iba a tener que quedarse en casa tal y como sucedió en 1986 con el Señor Yacente del Santo Entierro y el año pasado con el Cristo de la Salud de Los Gitanos.

Sin embargo, y aunque el cielo se mantuvo plomizo a lo largo de toda la jornada, el sol fue ganando la batalla a las nubes y, salvo en momentos puntuales, los vaticinios meteorológicos fallaron, permitiendo que el primer acto general de las hermandades hispalenses en la presente Cuaresma se pudiese desarrollar con total normalidad. Así, las calles del barrio del Arenal se abarrotaron de sevillanos ávidos de vivir una tarde normal de vísperas, sin paraguas ni charcos. A este respecto, La Carretería también aportó su 'granito de arena', planteando en las horas previas a su salida todas las posibilidades que permitieran al cortejo llegar sin problema a la Catedral. Se idearon recorridos alternativos, más cortos, pero, por fortuna, no se tuvo que alterar el plan inicial.

Así, el Señor de la Salud arribó en tiempo y forma al templo metropolitano, encontrándose con un Juan José Asenjo que presidía por primera vez este acto como arzobispo de Sevilla. A partir de ahí, más recogimiento si cabe en la parte central del acto, ofrecido en favor de los enfermos, las familias afectadas por la crisis económica y, muy especialmente, los beneficiarios de la acción social desarrollada por la Fundación Viernes Santo (formada por los grupos jóvenes de las hermandades del día). A su salida, de regreso a la pequeña capilla del Arenal, el cortejo volvió a recordar a la Cuaresma de siempre, ésa que va preparándonos para los 'días grandes' con multitud de actos y cultos externos. Lástima que la meteorología, tan acaparadora de protagonismo en los últimos días, amenace con más agua a partir de hoy. Al menos, ayer, nos permitió vivir una preciosa muestra de una normalidad que sólo tuvo como punto negativo su carácter transitorio. Con que dentro de poco más de un mes se repita esta misma situación durante once días...

lunes, 22 de febrero de 2010

'Demogracia' cofrade

Está fuera de toda duda que el mejor de los sistemas políticos posibles es la democracia. En él, toda persona tiene la posibilidad de elegir a sus representantes y, por tanto, de ser un sujeto activo, de manera más o menos directa, de todo cuanto se hace en su comunidad. Sin embargo, como todo, también tiene sus fallos, sobre todo cuando hay quienes no entienden bien su funcionamiento o quienes permiten darle voz a minorías que para nada resultan representativas. Un claro ejemplo de ello se puede encontrar en la hermandad de Pasión, que va a quedarse sin poder llevar a la práctica una decisión respaldada por la mayoría de sus hermanos a finales del año pasado, la de que su paso de palio, el de la Virgen de la Merced, procesionase con música.

La razón es que un grupo de cinco hermanos impugnaron la votación ante el arzobispado, que resolvió en contra de esta petición, que ha sido, de nuevo recurrida. A este respecto, habría que tener en cuenta todo recurso necesita un tiempo medio de resolución de unos tres meses, durante los cuales se deja en suspenso la decisión sobre la que se discute. Por ello, y teniendo en cuenta que estamos a apenas 38 días del Jueves Santo, las cuentas no salen, por lo que, salvo sorpresa mayúscula (máxime ahora, cuando Palacio está enfrascado en el recurso de las elecciones en La Bofetá), el palio de Pasión volverá a salir en silencio.

Se trata, pues, de una situación ilógica, en la que la decisión de cinco hermanos, de un conjunto total de unos 4.100, pesa más que la de la mayoría que avaló con sus votos esta medida. Del mismo modo, y aún respetando las ideas y gustos de cada cual, no hay razones, como ya dijo en su momento el arzobispado, para tener en cuenta esta discusión. De hecho, ni siquiera la historia avala la queja, puesto que la Virgen de la Merced fue acompañada musicalmente hasta hace poco más de un siglo, por lo que se trataría de un regreso a la tradición. Y si la decisión cuenta con el apoyo de la mayoría, ¿no es más lógico respetar el resultado? ¿no sería lo más propio en el seno de una hermandad? Si el recurso, además, no tiene visos de prosperar, ¿para qué seguir adelante? ¿para aprovecharse de los plazos para salirse con la suya?

Lástima que en un mundo tan basado en lo colectivo como el de las cofradías, los mecanismos que permiten salvaguardar los derechos de las minorías (como en todo sistema democrático) lleguen, en ocasiones como ésta, a convertirse en tiránicos y satisfacer los caprichos de aquellos que deciden hacer la guerra por su cuenta. Menuda gracia.

domingo, 21 de febrero de 2010

Estas casas son una ruina

Parece mentira que siendo la Semana Santa uno de los principales reclamos turísticos de esta ciudad, los organismos oficiales tengan tan poco interés como tienen por la conservación de las parroquias, iglesias y capillas de las hermandades. De hecho, en los últimos años han sido muchísimos los exilios forzosos de las corporaciones sevillanas. En este sentido, destacan los más de diez años que tuvo que esperar Santa Marta para volver a San Andrés, o los que estuvieron lejos de San Vicente Las Penas y Las Siete Palabras. También fue muy sonado el cierre de El Salvador, segundo templo en importancia de la ciudad, y que se caía, literalmente a cachos, lo que obligó a que durante un lustro desapareciese su mítica rampa y tanto el Amor como Pasión tuviesen que emigrar.

La lista es mucho más larga, ya que durante las últimas dos décadas también han pasado por lo mismo Omnium Sanctorum, San Julián, Montesión, San Isidoro, San Esteban o Los Servitas, por no hablar de iglesias sin hermandades. Así, las últimas en entrar en esta lista de dudoso honor han sido, hace unos años ya, Santa Catalina y, esa misma Cuaresma, San Ignacio de Loyola, en San Pablo. La primera es víctima del despropósito que existe en torno a la conservacíón de los bienes patrimoniales de nuestra ciudad. Se cerró hace casi un lustro y hasta hace unos meses no se comenzaron, tímidamente, las tareas de restauración. Ahora, continúan si una fecha para su finalización, mientras la hermandad de Los Caballos espera en San Román, teniendo que deslazarse a Los Terceros para salir y ver, cada Jueves Santo, cómo su casa sigue abandonada a su suerte.

El caso de San Ignacio de Loyola se podría decir que es incluso más grave, no por el daño patrimonial que significa, sino porque hace unos años, la propia hermandad decidió no salir para restaurar el templo. Se ve que no lo hicieron del todo bien, pues el pasado miércoles las goteras convertían a la iglesia en una auténtica piscina, obligando a cerrarla para el público y a la corporación del Cautivo y Rescatado a esperar un informe de daños a partir del cual decidir si buscan acomodo en otro sitio o si podrán salir de allí.

¿Y qué hacen las instituciones? Pues seguir vendiendo la Sevilla del siglo XXI, esa jalonada de obras y proyectos costosos y que no sabemos si llegaremos a conocer finalizados. Mientras, la historia de la ciudad se despedaza sin que nadie haga nada. Qué triste es ver cómo se empeñan en crear la Sevilla del mañana y se olvidan de la de siempre, aquella sobre la que hay que construir el futuro y disfrutar el presente.

sábado, 20 de febrero de 2010

Por fin parece Cuaresma

Hay sin duda dos cosas que definen la Cuaresma de Sevilla y que hasta ayer no pudimos ver. La primera de ellas es el cambio del tiempo desde el frío (los años que lo hace) y la segunda los cultos externos, en su mayoría Via-Crucis, de las diferentes  hermandades. Este año, tan extraño de momento por una meteorología más lluviosa de lo habitual, los dos primeros días de esta espera cofrade habían parecido del más crudo invierno. Ni el miércoles ni el jueves dejó de llover, por lo que los primeros actos externos, encabezados por el Via Crucis del Santísimo Cristo de las Cinco Llagas, de La Trinidad, el mismo día del estreno de la Cuaresma, tuvieron que celebrarse en el interior de los templos. Ayer, por fin, la cosa cambió. El sol se hizo presente, las precipitaciones dieron una tregua y tanto La Macarena como San  Nicolás se disfrazaron por unas horas de Semana Santa.

Fue una tarde de bullas en torno al arco, para ver por primera vez en la calle este año al Señor de la Sentencia, de callejeo por el centro en busca del Cristo de la Salud. En ambos casos, los recorridos se redujeron a la mínima expesión por temor al agua, pero, una vez más, el sevillano, que cuenta con ansia los días que quedan de espera para un nuevo Domingo de Ramos, se echó a la calle en masa provocando retrasos que permitieron aumentar el tiempo de su disfrute. Hoy, será el turno del Cristo de la Salud de Montesión, del de La Salvación de San Buenaventura y del traslado de los titulares de La Estrella a Santa Ana. Habrá pues, una nueva oportunidad para saborear otro pequeño anticipo de lo que nos espera.

Lástima que el sol que lució ayer y también hoy, según las previsiones, piense tomarse vacaciones a partir de mañana, poniendo en peligro el Via Crucis del Consejo, presidido este año por el Cristo de la Salud de La Carretería. Viendo los modelos meteorológicos, parece que lo único que queda es aprovechar este tiempo de oración y reflexión para ver si 'dándole un toque a los de arriba' la cosa cambia y no nos vemos obligados, por segundo año consecutivo, a perdernos el primer acto general de las cofradías de Sevilla.

viernes, 19 de febrero de 2010

Que pase el siguiente

El Carmen Doloroso, San Pablo y El Sol. Son las tres últimas hermandades que se han incorporado a la nómina oficial de la Semana Santa hispalense. Curiosamente, han sido también tres los años que ha tardado el Consejo en certificar la entrada de éstas, comenzando en 2007 con las dos primeras y terminando ayer mismo con la tercera. De esta manera, hemos pasado de 57 a 60 corporaciones que harán estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral a partir de este mismo año, aunque a nadie se le escapa que, a tenor de los últimos acontecimientos, el aumento podría ser mayor o, cuanto menos, podría haber más movimientos.

En este sentido, el Consejo tiene sobre la mesa tres casos que, una vez solucionado el de la hermandad de El Plantinar, requieren su atención con cierta urgencia. El primero y más importante de ellos es el de La Resurrección. Con el retorno de Muñoz Jigato al frente de la corporación, ésta ha vuelto a retomar su intención de cambiar el día de salida, pidiendo hacer estación de penitencia en la tarde del Sábado Santo en lugar de en la madrugada del Domingo de Resurrección. Hace un par de años, llegó a desafiar al pleno de hermanos mayores planteando seriamente poner su cruz de guía en la calle en la penúltima jornada de la Semana Santa, abriendo el día. Esto dio lugar a la mediación del Consejo, que convocó una reunión con los rectores de las hermandades de Los Servitas, La Trinidad, El Santo Entierro y La Soledad de San Lorenzo, quienes rechazaron de manera unánime dicha propuesta. Aún así, el órgano rector de las corporaciones penitenciales sevillanas se comprometió a estudiar la posibilidad de atender la sugerencia que llegaba desde Santa Marina, aunque, una vez más, terminó resolviendo en contra.

Ahora, el decorado ha cambiado. La entrada de El Sol, que ha contado con el apoyo general que no tuvo La Resurrección, abre una nueva posibilidad. Aún así, el nuevo arzobispo ha cerrado tímidamente las puertas a cualquier cambio al respecto, puesto que, según dijo recientemente, "el sitio de esta hermandad está en el Domingo de Resurrección". Pese a ello, ¿habría algún problema para cerrar la jornada?, ¿no sería esa una propuesta más lógica que la de abrir la Carrera Oficial ese día? Dos incorporaciones para el Sábado Santo el mismo año se antojan como algo imposible, pero todo parece indicar que llega el momento de tratar de una vez por todas este caso y que quizás para 2011 podríamos tener una solución definitiva al respecto.

En una tesitura parecida está la hermandad del Cristo de la Corona. Así, la corporación, una de las decanas de las Vísperas, tiene claro que podría ser la primera en pasar por Campana el Viernes Santo y así se lo hizo saber, mediante petición formal, al Consejo hace un par de años. No hay problemas de lejanía, puesto que la parroquia del Sagrario se encuentra justo al lado de la Catedral, ni de recorridos u horarios en caso de abrir el día. Quizás, el mayor reparo que existe al respecto es que aún es pronto para ver cómo se consolida como cofradía, puesto que, pese a que desde hace casi una década es hermandad, no ha actuado como tal (entendiéndola al uso del resto de hermandades penitenciales de Sevilla) hasta los dos últimos años. Ése condicionante, y no otro, será el que dirima en los próximos años si el Viernes Santo pega el estirón y pasa de siete a ocho hermandades.

Finalmente, está la petición de la hermandad de la Misión, que parece decidida a ir desde Heliópolis hasta la Santa Iglesia Catedral. Curiosamente, fue la primera corporación de vísperas en llegar a ella, aunque fuese sólo para formar parte de la edición de Munarco que se celebró allí hace unos años. Ahora, la cofradía claretiana espera que el Consejo estudie sus posibilidades para entrar en la nómina, que parecen estar más en el aire que en los dos casos anteriores, sobre todo, porque habría que buscarle sitio. En este sentido, la única opción posible, en principio, sería el Martes Santo, abriendo la jornada, aunque el hecho de que estemos hablando del segundo día, tras la Madrugá, con más nazarenos por las calles de la ciudad y que esté pendiente de una reestructuración, deja en suspenso sus posibilidades. Aún así, quizás ese hecho, el de la necesidad de reformular la jornada, podría jugar también a su favor. Como ven, en este caso, todo está en el aire.

De todas formas, lo que sí parece claro es que si bien se tuvieron que esperar 18 años desde que se aceptase al Cerro hasta que se produjeran nuevas incorporaciones, el Consejo si es ahora más que consciente de que Sevilla sigue creciendo y, con ello, el número de hermandades y barrios que buscan su hueco en la nómina oficial. Por ello, no sería para nada descartable que hubiese más movimientos en los próximos años, dando sentido, de manera plena, a esa consideración de que "la Semana Santa es una fiesta abierta".

jueves, 18 de febrero de 2010

Un sueño hecho realidad

Ayer, en el estreno del blog, hablaba de un amanecer en Sevilla, el de la Cuaresma 2010. Hoy, no tengo más remedio que volver a hacerlo de otro, porque, a partir de este año, saldrá el Sol cada Sábado Santo. El pleno de hermanos mayores de las hermandades de penitencia, de manera unánime, aceptó ayer la petición de la corporación del Plantinar que, a expensas del trámite de la dispensa arzobispal que eleve a 60 el número de hermandades de la nómina oficial, ya puede ser considerada como la encargada de abrir la Carrera Oficial en la penúltima jornada de la Semana Santa hispalense.

Finaliza así un largo y duro camino que se inició hace casi 80 años y plagado de dificultades. De hecho, a lo largo de sus primeros años de vida, durante la II República, la corporación, que sólo por entonces una pequeña procesión protagonizada por los niños del colegio Villasís, del centro de la ciudad, hubo de enfrentarse al ambiente anticlerical qúe había provocado el ostracismo de las cofradías durante ese periodo. Después, vendría el destierro a Los Remedios, donde renació convertida en Asociación Parroquial en torno a la imagen actual de la Virgen. Más tarde, su destino fue el barrio de El Plantinar, en el que el párroco de San Diego de Alcalá les negó 'el pan y la sal'. Por ello, y ya como Hermandad de Gloria, tuvo que crear su propio oratorio y 'emigrar' para cada salida procesional a la iglesia de las Salesianas de Nervión.

Sólo con el cambio de siglo pareció cambiar el rumbo de los acontecimientos. Se acabó el exilio forzoso de la parroquia del barrio, llegó la imagen del Varon de Dolores y, pronto, se convirtió en Hermandad de Penitencia, llevando los nazarenos de ruan verde a las calles de El Plantinar. Ahora, tras solventar la construcción de una capilla propia desde la que realizar la salida (en lugar de la tradicional carpa que se ha venido utilizando hasta ahora), el Sol se convierte en cofradía del Sábado Santo, poniendo punto y seguido a una historia que, de momento, tiene el final más feliz de los posibles.

Y es que precisamente eso, historia, es lo que rezuma por todos lados esta hermandad. Su estética decimonónica, presente en las túnicas de sus nazarenos, su palio de caoba, la ráfaga y la media luna a los pies de la Virgen, la Sacra Conversación entre ésta, San Juan y la Magdalena, el carácter alegórico de su imagen cristífera... ¡y habrá quien diga que es una corporación nueva e innovadora! como también los hay que critican que las bambalinas del palio sean pintadas en lugar de bordadas (según ellos, para ahorrar tiempo en la terminación del paso) o que el de cristo no porte una imagen pasionista al uso. Excusas varias y sin sentido que intentan cerrar el paso a una hermandad que por derecho propio se ha ganado el derecho de abrirlo el Sábado Santo. Si les hubiesen dicho a aquellos niños cómo iba a acabar aquella aventura hace casi 80 años... seguro que soñaban con ser una cofradía y lo mejor es que, como dicen, "lo mejor de los sueños es que pueden terminar haciéndose realidad". Menos mal. 

miércoles, 17 de febrero de 2010

Un nuevo amanecer en Sevilla


Apenas ha despuntado el azahar en algunos naranjos; todavía la lluvia no nos ha dado tregua desde finales de año; aún resuenan los ecos de cajas, bombos y coplas por las calles de Cádiz, pero Sevilla comienza a oler a Semana Santa. Hoy, Miércoles de Ceniza, la ciudad comienza a atisbar en su horizonte un nuevo Domingo de Ramos, en el que, de nuevo, un nazarenito (o nazarenita, que en esta ocasión por fin pudiera ser así) de la Borriquita pida la venia en Campana y abra la Carrera Oficial. Quedan 40 días para que los balcones se engalanen con damascos, para que el ambiente irradie primavera y cada uno luzca sus mejores galas por las calles. Algo menos, 38, para un Viernes de Dolores de nazarenos por los barrios que nos anticiparán lo que aún está por llegar, que nos permitirán, lo mismo que al día siguiente, disfrutar de la magia de vivir la Semana Santa sin que oficialmente lo sea. Hasta entonces, quedan noches de ensayo, días de cultos, de reparto de papeletas de sitio, de montaje de palcos, de via crucis, pero sobre todo de espera. Y es que, como dijo Caro Romero, para muchos, "la vida es una semana" y hoy Sevilla comienza a prepararse para vivir. Un año más, la ciudad despierta de su letargo y encamina sus pasos a un nuevo amanecer.