miércoles, 17 de febrero de 2010

Un nuevo amanecer en Sevilla


Apenas ha despuntado el azahar en algunos naranjos; todavía la lluvia no nos ha dado tregua desde finales de año; aún resuenan los ecos de cajas, bombos y coplas por las calles de Cádiz, pero Sevilla comienza a oler a Semana Santa. Hoy, Miércoles de Ceniza, la ciudad comienza a atisbar en su horizonte un nuevo Domingo de Ramos, en el que, de nuevo, un nazarenito (o nazarenita, que en esta ocasión por fin pudiera ser así) de la Borriquita pida la venia en Campana y abra la Carrera Oficial. Quedan 40 días para que los balcones se engalanen con damascos, para que el ambiente irradie primavera y cada uno luzca sus mejores galas por las calles. Algo menos, 38, para un Viernes de Dolores de nazarenos por los barrios que nos anticiparán lo que aún está por llegar, que nos permitirán, lo mismo que al día siguiente, disfrutar de la magia de vivir la Semana Santa sin que oficialmente lo sea. Hasta entonces, quedan noches de ensayo, días de cultos, de reparto de papeletas de sitio, de montaje de palcos, de via crucis, pero sobre todo de espera. Y es que, como dijo Caro Romero, para muchos, "la vida es una semana" y hoy Sevilla comienza a prepararse para vivir. Un año más, la ciudad despierta de su letargo y encamina sus pasos a un nuevo amanecer.

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