Aunque todavía algo más de un mes para que iniciemos el ciclo de la Virgen del Rosario, ese nombre ya nos está acompañando desde ayer. No en vano, la Virgen de las Angustias de Los Gitanos sirvió de avanzadilla a este tipo de cultos externos, que quizás por su parecido con una procesión al uso, hacen las delicias de los cofrades de Sevilla. Pero, más allá del que ayer tuvo lugar en la collación de San Román, nos esperan muchísimos más, aunque, de momento, vayan apareciendo poco a poco y a cuentagotas.
Así, hoy, bien temprano, tendremos la segunda ración de Rosarios. Será coincidiendo con los primeros rayos de sol y en El Cerro del Águila, donde la Virgen de los Dolores paseará por las calles de su barrio devolviéndole la visita a sus vecinos. Presumiblemente, además de todas las plegarias que le hayan hecho los suyos, realizará una propia y que compartirá con ellos: que el tiempo no dé más sustos el próximo Martes Santo y, tras dos años consecutivos quedándose en casa, pueda verlos pronto desde su palio.
Y todavía nos quedarán por delante muchísimos más. Tanto en septiembre como en octubre, porque así lo marca este segundo gran periodo letífico. Mientras, continuamos consumiendo horas y días de una espera que ya ha bajado de los 200 amaneceres en su cuenta atrás, pero que todavía se nos sigue antojando demasiado larga. No obstante, con cosas así, todo parece algo más corto. Porque nos seguirán faltando bambalinas y varales, pero al menos, de momento, tenemos Rosarios.
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