Con toda la vorágine de la recta final navideña, a muchos les pasó sin pena ni gloria un detalle que tuvo lugar el pasado día 3. En esa jornada, el archiconocido cupón de la ONCE adquirió importantes tintes cofrades, al estar dedicado a una de las bandas más insignes de toda nuestra provincia, una Sociedad Filarmónica de Nuestra Señora de la Oliva de Salteras que, como quien no quiere la cosa, ha alcanzado ya su primer siglo de vida derramando su música y arte por todos y cada uno de los puntos que han gozado hasta la fecha de su presencia.
En este sentido, hay datos que señalan que, incluso, la formación podría contar con algunos años más a sus espaldas, situando sus orígenes a finales del siglo XIX, ya que hacia 1900 se tenía noticias de una similar de carácter lúdico, aunque poco a poco también fue comenzando a ser utilizada como acompañamiento en actos religiosos. Sea como fuere, lo cierto es que de la mano de Manuel Chico Morales aquellos músicos sirvieron de germen en 1913 para dar lugar a la banda que hoy conocemos y que, con el paso del tiempo, se ha ido consolidando como una de las más importantes de la actualidad, acompañando, sólo en nuestra ciudad y en Semana Santa, a los palios de La Estrella, El Museo, La Bofetá, La Sed, Pasión (donde espera poder estrenarse por fin en 2013), El Cachorro y La Trinidad.
Un siglo de vida al que la banda llega como nueva, con las fuerzas intactas y el relevo asegurado con su formación juvenil. En el camino, miles de detalles irrepetibles, algunos de ellos históricos como las Coronaciones Canónicas de La Estrella o La Trinidad, amén de la propia Virgen de la Oliva de Salteras o la de Gracia y Esperanza de la gaditana localidad de San Fernando. Y todavía, muchísimo más por vivir, puesto que cien años no son nada para un sueño que echó a andar hace décadas y del que nadie, ni en el Aljarafe ni en Sevilla, quieren despertar. Que sean muchísimos más.
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