miércoles, 30 de enero de 2013

Quedándose sin defensores

Poco a poco, el Vía Crucis Magno del 17-F se va quedando sin defensores. Sobre todo, tras las últimas noticias, que han confirmado que este evento, al que aún le restan por atar demasiados cabos sueltos, se está convirtiendo en una auténtica oda al despropósito, dando la espalda a unos fieles que, en principio, debían tener un papel fundamental. No en vano, ¿qué sentido tiene conmemorar el Año de la Fe sin aquellos que la tienen? Absurdo sólo pensarlo, pero, con la excusa de que se debe a motivos de seguridad, el acto se celebrará finalmente de forma acotada.

De hecho, ni los pasos estarán finalmente expuestos para quien quiera los vea, porque con los últimos cambios de horario no hay tiempo material para que esto ocurra. Pero, es más, es que todo el recorrido estará vallado desde las 10 de la mañana, lo que permitirá que sólo aquellos que quieran tirar de paciencia y esperen muchísimas horas podrán verlo 'in situ'. Se habla de que, según algunas previsiones, serían unos 20.000, quienes, en cualquier caso, asistirían desde la barrera, con una distancia absurda con respecto a los titulares que no va en consonancia con los cánones de la ciudad. Ni que fuera la primera vez que tendríamos que movernos entre bullas...

Todo, por la cabezonada del Arzobispado de llevar a la práctica un invento que no tiene ni pies ni cabeza y que, encima, a estas alturas se encuentra con que no habrá Policía suficiente. Ante esto, ¿no sería mejor optar por aplazarlo a otra fecha o, en su defecto, sustituirlo por un Santo Entierro Grande? ¿qué sentido tiene pedir la participación de los fieles cuando se ponen distancias con respecto a ello? Y, lo que es aún más grave, ¿por qué con la seguridad en tela de juicio no está ya todo cerrado y previsto? Pero nada, aquí tienen que salirse con la suya Asenjo, Soria y sus 'ad láteres', sea como sea y cueste lo que cueste. Dios nos pille confesados.

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