jueves, 29 de marzo de 2012

El cielo debe esperar

Jueves de Pasión y a 24 horas de que veamos los primeros nazarenos de 2012 por las calles, todo el mundo está pendiente del cielo. Y, en este sentido, parece que lo vamos a seguir haciendo muchísimo más de lo que desearíamos, porque pese a que hasta ahora todo anunciaba una Semana Santa de sol y calor (recuérdalo aquí), las nubes tienen pinta de volver a colocarse en su palco. Al menos, así lo señalan las previsiones, terroríficas de momento para los intereses de los cofrades.

De hecho, no sería descartable que la tarde-noche de hoy viniese ya con agua, puesto que se espera que la nubosidad aumente durante la fase final de la jornada. A partir de ahí, toca tragar saliva y mantener como se pueda la esperanza, porque para el Viernes de Dolores las posibilidades de lluvia se colocan en un 74 por ciento, que incluso se eleva al 95 para Sábado de Pasión y Domingo de Ramos. Pero la cosa no acaba ahí, ya que el Lunes Santo también podría ver al cielo derramarse sobre nuestras cabezas, aunque con una probabilidad menor, sobre el 59 por ciento. Eso sí, el Martes Santo regresaríamos a las precipitaciones casi seguras (95%), que se mantendrían, aunque en menor proporción para el Miércoles Santo (75%).

Por su parte, para el Jueves Santo se espera una mejoría de la situación, rebajando las opciones de que haya agua hasta el 44 por ciento. No obstante, según pasasen las horas, las cosas volverían a ponerse bien feas, subiendo hasta el 66 y amenazando, y de qué manera, a la Madrugá y el Viernes Santo. Así, habría que esperar hasta el Sábado Santo y el Domingo de Resurrección para disfrutar de estabilidad, algo que, visto lo visto, nos sabría a bastante poco.

No obstante, queda el consuelo de pensar que la atmósfera cambia más que nunca durante la primavera y que según avanzan los días los pronósticos pierden su fiabilidad. Incluso, cabe recordar que el pasado Sábado de Gloria se anunciaba que la lluvia nos podría dejar sin cofradías por la calle y, a la hora de la verdad, pudimos 'salvar los muebles'. Ahora, tenemos por delante el más difícil todavía, porque las cosas, se miren por donde se miren, dan auténtico miedo. Sólo resta que San Pedro cambie de opinión y no le dé por abrir el grifo, porque después de tantísimo tiempo esperando, ya no nos toca a nosotros hacerlo, porque a quien le toca a estar alturas es al cielo.

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