domingo, 25 de marzo de 2012

La frontera del tiempo

Domingo de Pasión. Pocas fechas resultan tan contundentes en la recta final de la espera como esta. Hoy, a mediodía, nos harán ver que todo está muchísimo más cerca, a apenas una semana de distancia que las Vísperas se encargarán de recortar a partir del Viernes de Dolores. Porque vamos a cerrar el último fin de semana completo de Cuaresma al son de los versos que salgan del Maestranza, donde, desde ese atril de los sueños, esa atalaya que da permiso para anunciar a Sevilla lo que lleva tantísimo tiempo esperando, Ignacio Pérez Franco dará el Pregón de la Semana Santa.

A partir de ahí, los "ya queda menos" dejarán paso a los "esto ya está aquí", a una tarde de visitas a templos, besamanos, pasos montados, traslados y mudás. Y es que la cuenta atrás se acelera hasta límites insospechados, no porque nos vayan a decir lo que está a punto de llegar, sino porque así lo marca la tradición, esa que obliga a echarse hoy a la calle y prácticar lo que se volverá a llevar a la práctica justo dentro de una semana, en esa mañana de estrenos, ilusión y palmas. Porque pasa el tiempo, pero hay cosas que permanencen intactas.

Como la magia de lo que nos queda por delante a partir de hoy, la de esos días en las que las ganas de que el tiempo pase rápido son directamente proporcionales al miedo de que lo haga. No en vano, quedan un sinfín de preparativos y detalles por finiquitar antes de que el próximo Viernes de Dolores todo se llene de túnicas y capirotes, pasando por delante de nuestros ojos como si nada, con una velocidad que es la misma de siempre, pero que nos parecerá que va muchísimo más acelerada. Por eso, este Domingo de Pasión, de atriles y paseos, es especial, porque disfrutaremos de casi todo sin desvelar nada, sabiendo que ya habremos cruzado la frontera del tiempo, esa en la que, aunque las ganas sigan presentes, el temor a que todo se nos escurra entre las manos sin solución de continuidad nos da 'jindama'.

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