jueves, 8 de marzo de 2012

Sin mayoría ni restauración

Estamos tan acostumbrados a que las hermandades manden restaurar a sus titulares en cuanto alguien les dice que deben hacerlo, que cuando actúan de un modo diferente nos extrañamos muchísimo. Es lo que ha ocurrido en El Museo, donde sus hermanos no aprobaron con la mayoría necesaria que el Cristo de la Expiración fuese trasladado al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) para que se investigase al detalle por qué se le está oscureciendo tanto la policromía en las últimas fechas.

En este sentido, el resultado del cabildo estuvo tremendamente igualado, con 52 votos a favor, 40 en contra y 4 nulos, un reparto que, según las reglas de la corporación, que exigen una mayoría de dos tercios para aprobar este tipo de actuaciones, dejó las cosas tal y como estaban. De nada sirvió que hubiese un informe técnico que aconsejase la intervención, que se hubiese llevado a cabo tras Semana Santa, ni que el hermano mayor de la corporación, Alfonso Gentil, arengase a los suyos diciéndoles que tenían una responsabilidad histórica para con la conservación de la talla. Los hermanos de la última del Lunes Santo lo tenían más que claro.

Y ahora, el tiempo se encargará de dar o quitar razones, aunque la decisión ya ha reabierto el debate de si las restauraciones deben elegirse por votación, como se hace en muchísimas hermandades, o por otros medios. Porque si no pasa nada, todo quedará en anécdota. Pero, ¿y si sí ocurre algo? ¿da derecho tener devoción a un titular a poder decidir sobre qué se hace con ella desoyendo datos aportados por especialistas? Cada cual que piense lo que quiera, pero que es una noticia que, según se desarrollen los acontecimientos, puede traer cola, eso nadie lo duda.

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