Ahora sí, el año comienza a entrar en su recta final. Sobre todo en clave cofrade, con unas Glorias a las que, poco a poco, le van quedando cada vez menos retazos y que hoy, para recordárnoslo, se llenan de clasicismo, de ese sabor impregnado a tradición y melancolía que nos va indicando, a voz en grito, que esto ya se está acabando. Cierto es que aún nos quedarán más momentos de bullas y pasos, con la Virgen del Prado, la Milagrosa, la Pura y Limpia del Postigo o la Virgen del Rocío, aunque para los más puristas el final ya está aquí y se consumará poco antes de la medianoche en dos de los templos más importantes de la ciudad.
Así ocurrirá en la Magdalena, por cuya feligresía se paseará la Virgen del Amparo, teletransportándonos casi al instante a otro tiempo tan distinto al de la Sevilla cofrade actual, de tintes tremendamente decimonónicos, pero a la vez resulta tan inherente a esta, que ha aprendido y bebido de ella. Lo mismo sucederá en Omnium Sanctorum, donde la protagonista será la Reina de Todos los Santos, recordándonos con su presencia el carácter luctuoso de este mes que presagia la despedida definitiva definitiva de 2012, igual que Ella lo hace con un periodo letífico que, poco a poco, se va consumiendo como las velas de sus candelabros.
De paso, a la vera de ambas podremos resarcirnos de los últimos disgustos que nos dio la lluvia, que dejó en casa, entre otras, a las Nieves, el Rosario de La Macarena, el Cristo de la Bondad de San Leandro o la Virgen de Caridad y Esperanza de Torreblanca. Y es que ni el sol se querrá perder lo que debe ocurrir por nuestras calles, asistiendo al arranque de una recta final cofrade que intuíamos desde hace tiempo y que, a estas alturas, ya no queda duda de que ha comenzado. Mientras la espera avanza, ofreciéndonos el consuelo de que un ciclo se nos acerca mientras otro se nos escapa de entre las manos.
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