viernes, 30 de noviembre de 2012

Preparativos y contrastes

Noviembre se despide hoy de nosotros con un día, cuanto menos, curioso. Sobre todo porque asistiremos a cómo los preparativos cofrades no siempre son iguales ni despiertan en nosotros las mismas sensaciones, puesto que aunque en esencia sean lo mismo, en la práctica tienen significaciones muy diferentes. Y eso lo podremos comprobar con tan sólo unas horas de diferencia, en dos puntos distantes entre sí en la ciudad pero que, a partir de este momento, mirarán con ahínco al futuro, a aquello que todavía está por llegar.

Primero, por la mañana, será el turno del barrio del Pumarejo, donde la Inmaculada de La Salle será trasladada de su colegio de La Purísima a Santa Marina. Se trata del primer paso en el camino que llevará a la talla a la Catedral el próximo día 7, cuando presida allí la Vigilia en honor a la Madre de Dios (recuérdalo aquí). Esta vez, serán los alumnos de quinto y sexto los que la lleven en andas, aunque en la mente de todos estará la procesión que dentro de apenas una semana la llevará con todos los honores y siendo el centro de atención al templo metropolitano, que, como casi toda la ciudad, la conocerá de primera mano.

Y ya por la noche, en El Plantinar, comenzará la época de las igualás con las de los dos pasos de la hermandad de El Sol, que, de este modo, nos invitarán a echar la vista cuatro meses hacia adelante, a esa Semana Santa para la que, en momentos como esos, ya no queda duda de que cada vez queda menos. Así lo delatarán las sonrisas de los costaleros que se reencuentran con sus capataces y compañeros de trabajadera, como también el ambiente de una plaza del Aljarafe que contará los días para que llegue un nuevo Sábado Santo.

De este modo, los preparativos serán los protagonistas, arrojándonos importantes contrastes entre Santa Marina y El Plantinar. En un sitio, empiezan a pensar en algo extraordinario y que tendrá lugar a corto plazo. Mientras, en el otro, hay que ver mucho más allá de unos pocos días y, afortunadamente, se trata de algo que siempre ocurre, pero que no por ello pierde importancia o implicación sentimental. Y es que en el mundo de las cofradías no todo es igual, porque, aunque muchos lo nieguen, uno se puede mover de un punto a otro de la ciudad en circunstancias similares y caer en la cuenta de que, como queda claro, todo va cambiando.

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