miércoles, 16 de octubre de 2013

En las antípodas de como debería ser

De un tiempo a esta parte, la Sevilla cofrade ha perdido el sentido de la medida. Sobre todo, cuando hay una cuota de poder en juego. Entonces, se pierde la noción de lo que es o debe ser una hermandad y se entra de lleno en una lucha para ponerse por delante del otro. Ya vivimos algo así hace un año en La Esperanza de Triana (recuérdalo aquí), aunque ahora el esperpento en el que se está convirtiendo la lucha por ser hermano mayor de La Macarena sobrepasa los límites imaginables. Sobre todo, por parte de una candidatura, la de Manuel García.

El todavía máximo responsable de la corporación del Arco parece estar dispuesto a reverdecer viejos laureles de cuando era político en las filas del PP y está desarrollando una campaña electoral en toda regla, con videos promocionales (realizado en las dependencias de la hermandad y con imágenes a los titulares) en lo que aparecen artistas e insignes macarenos dándole su apoyo y hasta carteles con miembros de otras cofradías e incluso del Consejo haciendo lo propio. Con ello, se ha sobredimensionado hasta el extremo un proceso que debería haberse hecho por otros cauces, los tradicionales de cada corporación, con cartas a los hermanos exponiendo el proyecto (¿alguien sabe algo referente al de alguna de las dos candidaturas?) para que éstos decidan.

Pero no, una vez más, y ya van unas cuantas (negativas a cambiar el recorrido para facilitar las cosas a Los Gitanos o llegar a decir que se podría hacer otra Madrugá sólo para La Macarena), Manuel García ha vuelto a protagonizar una salida de tono tan absurda como innecesaria, con la que ha quedado absolutamente retratado, dejando en mal lugar a una corporación de las más importantes de Sevilla, creando, de paso, una importante división en el seno de la misma, bajo el manido prisma de "o estás conmigo o estás contra mí". Una guerra de trincheras que vuelve a poner al mundo de las cofradías al pie de los caballos, sirviendo en bandeja de plata las críticas a aquellos que creen que todo es figureo y resplandecer, una auténtica lucha de egos que queda en las antípodas de lo que realmente debería ser.

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