La Semana Santa según Dubé de Luque

El pasado sábado dimos un nuevo pasito hacia los días grandes. No en vano, vimos por primera vez el cartel de la Semana Santa de este año, elaborado por Antonio J. Dubé de Luque y que, como era previsible, se ajustó por completo a los cánones clásicos. Eso sí, con una ejecución magistral, puesto que se trata de una pintura en la que todos los detalles están recogidos a la perfección, llegando a sembrar incluso la duda de si, vista desde lejos, nos encontramos ante una fotografía o una pieza salida de un pincel.

En ella llama poderosamente la atención un primer plano del Señor de Pasión, sin su cruz, al modo en el que Sevilla lo disfruta en sus besamanos y traslados. Debajo, y como alegoría de la Muerte del Hijo de Dios, la Piedad de Los Servitas entre una nube de incienso y bajo los rayos de un sol que se cuela entre las nubes, teniendo a su lado una singular metáfora de la Resurrección que no tiene vínculos con Santa Marina, sino con el Arco, recreando los últimos tramos de La Macarena saliendo por la Puerta de Palos de la Catedral, divisando a lo lejos el palio de la Virgen de la Esperanza.

De este modo, Dubé responde a las expectativas con un cartel que se ha hecho esperar muchísimo más de lo que una gran mayoría hubiésemos deseado y que sintetiza a la perfección lo que se conmemora en esta fiesta que, una vez más, vemos a la vuelta de la esquina. Ahora ya estará presente con su bando pictórico en escaparates y establecimientos. Y dentro de nada, cuando nos queramos dar cuenta, con unos preparativos para los que llevamos meses preparándonos.