jueves, 12 de septiembre de 2013

Noventa años de Bofetá

En este 2013, se celebra una particular efeméride que ha pasado un poco desapercibida para todos, pero que tiene una importancia capital en nuestra Semana Santa. No en vano, se cumple el XC Aniversario de la ejecución del misterio que cambió la concepción de la imaginería cofrade y sirvió para que despegase el, probablemente, autor más prolífico y famoso de todo el siglo XX, el inigualable Antonio Castillo Lastrucci. Se trata del paso de Cristo de la hermandad de El Dulce Nombre, que debido al aspecto teatral y plástico que le aportó el genio de la calle San Vicente hizo que Sevilla entera conociese a la cofradía como la de La Bofetá.

Y es que aquella composición impresionó tanto que no fueron pocas las hermandades que confiaron en el mismo escultor para hacer los suyos, alcanzando así una fama que trascendió nuestras fronteras y a la que ayudó, en gran medida, no sólo su carácter innovador, sino que casi toda nueva cofradía surgida desde la posguerra llamase a su puerta. Por tanto, aquella obra de 1923 tiene un sitio preferencial en la historia contemporánea e, incluso, global de esta fiesta cuyos orígenes se pierden en los confines de la memoria. No en vano, hay un antes y un después de su estreno, razón por la cual la propia corporación de San Lorenzo, aunque centrándose sobre todo en la talla de Jesús ante Anás, va a celebrar una serie de actos extraordinarios para conmemorarlo.

Así, en octubre se harán una serie de tres conferencias que recordarán la repercusión que tuvo su estreno hace 90 años, cómo fue el proceso al Señor y la importancia de la creación de Castillo Lastrucci. Además, hay prevista una función solemne para el día 13 del mismo mes y un concierto de Las Cigarreras que tendrá lugar 48 horas antes, el 11. Todo para celebrar como se merece una fecha que quedó para la posteridad y de la que no muchos se han acordado a lo largo de este 2013 que ya casi ha consumido sus tres primeros trimestres. El momento en el que la imaginería cofrade cambió entre San Lorenzo y San Vicente para siempre.

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