Sorpresa sorpresa

Ayer, en una tarde que se nos quedó algo huérfana por la no salida de la Virgen de Caridad y Esperanza de Torreblanca, que procesionará finalmente el próximo sábado, conocimos definitivamente quién será el pregonero de 2013. Y, pese a que todo el mundo daba por hecho que el designado sería el hermano mayor de San Isidoro, Guillermo Mira (recuérdalo aquí), los acontecimientos se encargaron de confirmar todo lo contrario. De hecho, ni siquiera nombres como los de Maruja Vilches, María Galiana, Pascual González, Enrique Casellas, Antonio Cattoni o Moisés Ruz, que en los últimos días aparecieron como alternativas, lograron ganarle la partida

Y es que el próximo 17 de marzo, en el atril del Maestranza, veremos a Francisco Javier Segura, quien a sus 27 años se convertirá en el pregonero más joven de la historia. Pese a ello, este licenciado en Arte es ya un veterano en estas lides, ya que dio el de las Glorias de 2009, el de la Semana Santa de Utrera de 2010, la Meditación ante el Señor de la Providencia de Los Servitas de 2011 o la Exaltación de la Semana Santa del programa Gólgota, de Sevilla FC Radio. Además, es hermano de Los Javieres, La Amargura y San José Obrero, así como también de la Divina Pastora de Santa Marina, la Virgen de Araceli, Nuestra Señora del Mar y el Rocío del Cerro.

No obstante, para muchos resulta un auténtico desconocido y aunque se ha convertido en esa apuesta arriesgada que desde hace años se reclamaba al Consejo, su designación no ha dejado contenta a demasiada gente. No en vano, muchos señalan que antes de Segura hay otros muchos más que merecían  anunciar a la ciudad sus días grandes, incluyendo además nuevas formas de llevar a cabo este acto que, para qué engañarnos, ha ido perdiendo enteros de manera estrepitosa durante los últimos años. Sea como fuere, nos quedan por delante algo menos de cinco meses para que el recién nombrado pregonero nos saque de dudas y demuestre si merecía o no el cargo. La empresa no será fácil y, a buen seguro, siempre contará con detractores. Sólo resta que la prosa, el sentimiento y las rimas le acompañen.