jueves, 17 de febrero de 2011

Un año de El Contraguía

Cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando este humilde bitácora echó andar con el simple pero también ambicioso propósito de hablar de cofradías cada día del año. Hoy, 365 días después de aquel 17 de febrero de 2010, Miércoles de Ceniza para más señas, aquí seguimos, al pie del cañón y con la satisfacción de ver cómo esta casa-hermandad cibernética sigue creciendo tanto en número de actualizaciones (esta hace la número 336), como en visitas, habiendo superado ya (si el contador de blogger no miente) las 5.000. Y, por si fuese poco, incluso con un premio en el historial, el de Segundo Clasificado de los Premios Blogosur 2010 en la categoría de Fiestas (puedes volver a verlo aquí). Todos esos datos, sin duda, es el mejor regalo de cumpleaños que puede recibir este blog. Por ello, un millón de gracias.

Ha pasado un año desde aquel estreno de Cuaresma en el que comenzába esta aventura que ha ido creciendo día a día, palabra a palabra, párrafo a párrafo, dejando de ser un proyecto que comenzó como casi como una prueba y que ahora, sin duda, es una parte más de quien escribe estas líneas, hasta el punto de hacer que no falte nunca a su tradicional cita diaria con la actualidad del mundo de las túnicas y los capirotes, ese que muchos disfrutan sólo siete días al año pero en el que otros muchos nos recreamos durante los 358 restantes.

Han transcurrido 12 meses de aquel amanecer que anunciaba aquella primera actualización (mírala aquí). Desde entonces, han cambiado muchísimas cosas, tanto en lo relativo a las cofradías como a quien está al otro lado del teclado. Pero, más allá de variaciones, una cosa sigue inmutable: la voluntad de continuar dando nuestra ración diaria de Semana Santa a través de esta bitácora, la misma que hoy vive su fiesta no por cumplir un año, que también, sino por ver cómo ya forma pertenece también, aunque sea en lo más mínimo a todos aquellos que la visitan a diario. Esa, sin duda, es la razón de ser de este blog, sobre la que se ha sustentado en esta primera chicotá y la que esperamos que continúe durante muchísimas otras más.

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