jueves, 3 de febrero de 2011

Una fiesta abierta e igualitaria

Se veía venir, pero no por ello deja de ser menos noticia ni menos histórico el documento que ayer vio la luz desde el Arzobispado. Como estaba previsto, la Semana Santa de 2011 será la primera de la historia, al menos que tengamos constancia, en la que las mujeres podrán vestir de nazareno en todas y cada una de las hermandades de la ciudad y, casi con total seguridad, también de la provincia. Así lo ha decidido Asenjo, quien no se lo ha pensado dos veces ante el órdago que le plantaron El Silencio, La Quinta Angustia y Santo Entierro en su última reunión (recuérdalo aquí), donde le dijeron que si quería un cambio iba a tener que provocarlo él.

Y dicho y hecho. Asenjo ha tirado de baculazo y ha tirado definitivamente los pocos muros que aún quedaban en pie de un veto tan absurdo como duradero, con una decisión que le hará pasar a la historia en el mundo de las cofradías (qué caprichoso resulta el destino) y que, sin duda, debería haberse tomado hace muchísimos años. Sin embargo, ha tenido que ser ahora, en los albores de la segunda década del siglo XXI y tras casi un cuarto de siglo de avances y lucha por parte del género femenino, que comenzaron a tener recompensa a mediados de los ochenta en hermandades como la Vera-Cruz, Los Javieres o San Esteban.

Con todo ello, la Semana Santa se muestra más abierta que nunca, al menos en sus cortejos y deja abierta las puertas a nuevos debates que, como es previsible, marcarán los próximos años. Quizás el siguiente sea el de las costaleras, o el de la posibilidad de las mujeres a acceder a posiciones tan características de algunas hermandades como las de los Armaos o el Muñidor. En este sentido, ojalá pronto esas discusiones de taberna y tertulia, como la de las nazarenas, pasen a ser cosa del pasado. No en vano, vivimos en la 'Tierra de María Santísima', una mujer a la que nadie nunca le negó nada. ¿Por qué a las demás sí? Por eso, no hay mejor estreno para la próxima Semana Santa, que el del regreso de una igualdad que jamás debió perderse y que debe seguir expandiéndose durante muchos años más.

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