lunes, 29 de julio de 2013

Susto en El Rocío

La ermita de la Virgen del Rocío vivió en la noche del pasado miércoles uno de los mayores sustos que se recuerdan por la aldea. No en vano, de madrugada, tuvo que desalojarse el templo e incluso la casa hermandad de la matriz, debido a una amenaza de bomba que, como es lógico sembró el pánico en la zona. Una situación que, afortunadamente, se quedó en una simple anécdota, pero que tuvo en vilo a propios y extraños, devotos y visitantes durante unas horas que parecieron pasar con mayor lentitud de la que señalaba cualquier reloj.

Todo comenzó cuando una mujer, vecina de Almensilla según las investigaciones posteriores, dejó una olla en el interior de un confesionario. Más tarde, cuatro miembros de la hermandad la encontraron y dieron la voz de alarma a la Guardia Civil, que por seguridad decretó la clausura del santuario. A continuación, miembros de los artificieros y la unidad canina rastrearon a fondo la ermita, llegando a la conclusión de que la olla no tenía elementos explosivos en su interior, pese a que algunas informaciones comentaron lo contrario. Sea como fuere, la historia se resolvió con la reapertura de la iglesia y la posterior detención de la sospechosa en un bar cercano. 

A este respecto, la acusada, que se ha negado a declarar, ha sido puesta en libertad con cargos, algo que, en cualquier caso, no ha evitado que la Aldea haya vuelto a un ambiente de total normalidad que sólo se ve condicionado por la inminente salida de la Virgen el próximo 19 de agosto, con motivo del Año de la Fe. Con todo ello, la cosa queda en un susto que fue de aúpa en su momento, pero que pasará a la posteridad como una anécdota más de cuantas han tenido como protagonista a la casa más importante de las Marismas. Algo que pudo acabar como una tragedia y que, ya fuese por unas razones u otras, acabó sin mayores consecuencias.

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