En Ciudad Jardín están pendientes de una despedida. Aún no tiene fecha concreta, pero se sabe que tendrá lugar a lo largo de los próximos meses, antes de que cambiemos de estación. Será con la Virgen del Rosario como protagonista, puesto que será retirada al culto momentáneamente para ser retocada por los 'achaques' que tiene fruto de su primer medio siglo de vida. Se trata de tareas que no revisten demasiada importancia, pero que harán que la talla tenga que trasladarse durante un tiempo al taller de uno de los imagineros sevillanos más prometedores, Dario Fernández.
En principio, el artista limpiará en profundidad la policromía de la imagen, quitará las señales provocadas por los alfilerazos que ha recibido al vestirla o cambiarla de ropa y colocará un corpiño de cuero para evitar que vuelva a recibir daños similares. Todo ello, gracias a una intervención que, como máximo, no se extenderá más allá de tres semanas, que se espera que pueda estar finalizada para el inicio del nuevo curso cofrade, allá por los albores de septiembre, y que hará que vuelva como nueva pensando en un nuevo Sábado de Pasión, como todo el mundo en La Milagrosa.
Mientras tanto, no faltará quien cada día vaya a visitarla con el alma en vilo, buscándola en su altar para saber si sigue allí o ya se ha ido. Gente que la echará de menos durante esa breve estancia que tendrá fuera de su sede canónica y que hará que, pese a la presencia del Señor de la Esperanza, parezca que está prácticamente vacía. Serán los efectos colaterales de una ausencia que ya está anunciada, pero que todavía no tiene fecha concreta; que tendrá la recompensa de ver a su vuelta a la Virgen del Rosario casi como la talló Buiza en 1963, pero que entre tanto tendrá con las carnes abiertas a sus devotos, a esos para los que Ella es casi su razón de ser.
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