Vivimos inmersos en la primera semana del mes de julio y, como mandan los cánones, ya casi todo nos habla de vacaciones. Incluso en clave cofrade, donde sólo el hecho de que estemos pendientes del ciclo de la Virgen del Carmen hace que nuestra mente no nos transporte directamente a las playas. De hecho, las propias hermandades se contagian de esta dinámica, viviendo un particular parón de cultos que, incluso, invita a tomarse unos meses sabáticos en algunos templos o corporaciones. Es el caso de Jesús Despojado, que no volverá a abrir las puertas de su capilla hasta el 1 de septiembre.
Se trata de una decisión tomada por la junta de gobierno de la segunda del Domingo de Ramos que ha venido motivada por el descenso de fieles que se experimenta durante las fechas estivales y a que, por reglas, no hay cultos que tengan lugar durante este tiempo. Por ello, y para abaratar costes, que la crisis obliga a todos a gastar lo mínimo, se ha determinado que lo mejor es esperar a que la ciudad recupere la normalidad allá por septiembre para abrir de nuevo las puertas de su sede canónica, que a partir de entonces regresará a sus horarios tradicionales.
En este sentido, cabe indicar que esta medida será seguida, ya sea de manera oficial o no, por otras muchas hermandades y templos a lo largo de los próximos meses. En especial en agosto, que deja a la capital hispalense prácticamente desértica salvo por el oasis que constituye la salida de la Virgen de los Reyes el día 15. Y es que hasta en clave cofrade parece obligatorio tomarse un tiempo de descanso, de reflexión, de vacaciones. Si no, que pregunten en Molviedro, donde como los estudiantes no se volverá hasta septiembre y no por malas notas, sino porque bien se merecen recargar las pilas tras un año entero de esfuerzo.
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