Ahogado por la polémica

Hoy era el día en el que debíamos conocer el cartel de la Semana Santa de 2014. Y decimos eso porque de todos es sabido que la obra de Beatriz Barrientos salió a la luz pública en la mañana del pasado jueves, cuando se filtró a través de las redes sociales y prácticamente no había capillita que no tuviese la instantánea en su móvil u ordenador. Todo a causa de, según las primeras investigaciones, una fotografía hecha a uno de los carteles que se habían encargado a Gráficas Lappí, tal y como revela el depósito legal que, si se mira muy a fondo la imagen, puede apreciarse cerca del dibujo.

Con todo ello, el acto que se celebrará esta mañana en la Fundación Caja Rural del Sur será tremendamente descafeinado y, en cierto modo, se convertirá en el escenario de una protesta que, según dicen, será protagonizada por varias hermandades, que no enviarán representantes al mismo. No en vano, ha molestado, y mucho, que tal y como ya ocurrió en 2011, aunque en menor medida (igual el hecho de que las redes sociales y los smartphones no estaban tan extendidas ayudó a ello), se viese el cartel antes de la presentación. Mientras, en el Consejo están tranquilos porque, por una vez, la filtración no ha salido desde dentro, aunque le vuelve a salpicar. De momento, ya han anunciado que a partir de 2015 no se harán reproducciones hasta que sea presentada la obra original, como si eso evitase que pudiese volver a ocurrir lo mismo.

Y, entre tanto, muy pocos hablan del dibujo de Beatriz Barrientos, con un acólito en primer plano (algo exagerado en su altura quizás por la elección que se ha hecho de la perspectiva) que precede con una nube de incienso al misterio de Santa Marta con la Giralda como testigo. Una composición que recuerda muchísimo a otras recientes, como la del 2007, aunque, eso sí, salvando un poco las distancias. Sea como fuere, la polémica ha ahogado cualquier análisis de este cartel que a partir de ahora se podrá ver en escaparates, hermandades y diferentes sitios preludiándonos lo que está por llegar. No obstante, hasta que eso ocurra se seguirá hablando de todo menos de si está bien o mal, si ha gustado o no. Todo porque un gracioso se adelantó a los demás, hizo una foto y fastidió la presentación.