En los últimos tiempos, el mundo de la música procesional ha deparado dos importantes novedades. No en vano, hemos asistido a la resurrección de una extinta formación y al nacimiento de una nueva, demostrando que este tipo de colectivos están más vivos que nunca en la capital hispalense, donde ya resuenan los ensayos que nos anuncian que la próxima Semana Santa está cada vez más cerca. De ello, por ejemplo, se encargó el certamen organizado por La Paz el pasado sábado y que, a causa de la meteorología, tuvo que celebrarse finalmente en FIBES y no en el Parque de María Luisa, donde estaba inicialmente previsto.
Sea como fuere, ese evento sirvió para ver de nuevo en acción catorce años después de su adiós la agrupación musical de La Paz. De hecho, 70 de sus antiguos componentes se reunieron con motivo del LXXV Aniversario de la corporación, rescatando aquellos sones con los que acompañaron al Señor de la Victoria cada Domingo de Ramos hasta el año 2000. En este sentido, se trata de un retorno que, en principio, tiene un carácter puntual y extraordinario, pero que, teniendo en cuenta la efeméride, no debería descartarse la posibilidad de que, incluso, se hiciese patente en la próxima salida de la corporación, completando parte del recorrido tras el misterio.
Algo antes, a finales de enero, se vivió en Los Bermejales la puesta de largo de una nueva formación musical, Sagrada Oración, una banda de cornetas y tambores que podrá llevar a gala a partir de ahora que es el primer colectivo de este tipo del sur de la capital hispalense. Durante los próximos meses intentarán darse a conocer en diversos certámenes y concierto en Sevilla y su provincia, a lo largo de los cuales se podrá ir comprobando cómo buscan rescatar el estilo y personalidad de la extinta Corona de Espinas. En definitiva, un ejemplo, como el de La Paz, que demuestran que la música cofrade pasa uno de sus mejores momentos a orillas del Guadalquivir.
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