Sabíamos desde hace tiempo que el Señor de la Expiración de El Museo iba a pasar unos meses en el IAPH para volver rejuvenecido a su capilla casi a finales de año (recuérdalo aquí). Lo que desconocíamos es que, cuando regrese, lo hará con una estética que ya exhibió hace un par de siglos, concretamente en el XIX, ofreciéndonos una estampa diferente de sí mismo y que, con el paso del tiempo, quedó perdida en la memoria de la gran mayoría de los sevillanos.
De hecho, así lo ha confirmado el consejero de Cultura y Deportes de la Junta, Luciano Alonso, quien ha revelado que se está trabajando para devolver a la talla todos sus rasgos manieristas, recuperando todo el esplendor que tuvo antes de la restauración que realizó Gutiérrez Reyes allá por 1895. Para ello, se recuperará el sudario original, que se encuentra por debajo del actual, y, sobre todo, se intentará recuperar la policromía, eliminando las capas posteriores a ese periodo y que, desgraciadamente, han sufrido procesos de oxidación natural y, por tanto, han teñido zonas de la talla de un tono amarillento.
Además, se intentará consolidar la corona, para que, en definitiva, termine su estancia en el IAPH como nuevo, quitándose de un tirón más de cien años de encima y, como merece, recuperando todo su esplendor. Para comprobarlo, tendremos que esperar hasta la recta final de este 2012, cuando vuelva a llenar con su singular figura la capilla de El Museo. Será entonces cuando Sevilla recupere algo de ese sabor decimonónico que perdió hace años y que, gracias a esta restauración, no se perderá del todo en la memoria de los tiempos.
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