jueves, 26 de julio de 2012

El milagro de San Carlos

Corren malos tiempos, malísimos. La crisis se está cebando casi con todos, haciendo prácticamente inviable cualquier tipo de proyecto. Aunque a veces, aparecen brotes verdes, casos que escapan a la lógica dominante y que demuestran eso de que "querer es poder". Un claro ejemplo de ello se verá esta noche en la parroquia de San Carlos Borromeo, donde verán hecho realidad un sueño que la feligresía tenía desde hace muchísimo tiempo: tener un Cristo al que rezarle.

Realmente, ya lo poseían desde antes. Se trataba de una talla anónima, de 1,30 metros y que databa de los siglos XVI o XVII. El único problema es que la imagen se encontraba en un pésimo estado de conservación, lo que hacía absolutamente inviable rendirle culto. Quedaba la opción de restaurarla, pero el párroco, Carlos González, no lo veía procedente, sobre todo porque se trataba de un actuación muy costosa, de más de 10.000 euros, que, en este momento, correría más prisa destinarlos a ayudas sociales que a obras de arte. Sin embargo, las reivindicaciones de la feligresía continuaban, llevando al cura a tomar una decisión salomónica: sólo se llevaría a la práctica el proyecto si se recaudaba también una cantidad similar para asistir a la gente.

Y ahí surgió el milagro. Las donaciones se multiplicaron y en apenas un mes había fondos para todo. Así, se encargó a Gutiérrez Carrasquilla el arreglo de la talla y con la maestría de sus gubias esta rejuveneció siglos y siglos, quedando como nueva. Hoy podrá comprobarlo quien quiera, en una misa en la que se bendecirá, dándole la bienvenida a una parroquia que lleva años esperándolo. Parece algo ilógico en tiempos de crisis, en los que todo el mundo tiene el agua al cuello y cualquier cosas que tenga que ver con el dinero es poco menos que utópica. Pero no para todo el mundo; no para la gente de San Carlos.

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