Terminado el ciclo del Carmen, ya sólo queda mirar hacia el futuro. Sobre todo, porque a este mes de julio le resta muy poco que darnos en clave cofrade, puesto que, como la ciudad, se va sometiendo de manera paulatina a un letargo del que sólo pueden escapar pequeñas excepciones. Algunas, incluso, tienen que ver con esta cambio de dinámica, que dan lugar al inicio de obras que se llevarán a cabo aprovechando el descenso de fieles para que, a la vuelta de vacaciones, todos vean el templo como nuevo.
Es lo que ocurre en La O, cuya parroquia cierra hoy al culto por unos trabajos que impedirán que se pueda orar a las plantas del Nazareno y su Madre, que permanecerán alojadas en las dependencias de la corporación hasta que finalicen las actuaciones, encaminadas a mejorar el estado de mantenimiento de la iglesia y su pintura. Es más, ayer mismo, a mediodía, vivimos un pequeño epílogo del ciclo del Carmen gracias a este hecho, puesto que la Reina del Carmelo de Triana, que salió apenas unas horas antes desde esta parroquia, fue trasladada en andas hasta otro templo.
Concretamente, fue el de la basílica del Patrocinio, sede canónica de la hermandad de El Cachorro, donde permanecerá hasta que todo regrese a la normalidad. Será, probablemente, allá por el mes de septiembre, cuando la parroquia de La O aparezca reluciente, casi como era cuando se abrió al culto hace ya tiempo, en el momento en que se erigió como casa grande de la calle Castilla sobre el solar de una antigua mezquita. Esa misma casa que dejará por unos meses algo huérfanos a algunos que no podrán rendir visita a aquellos que siempre les escuchan, reconfortan y dan compañía.
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