Un simple vistazo al calendario nos revela que el de hoy no es un día más. De hecho, en clave religiosa se celebra la festividad del nacimiento de la Virgen María. Así mismo, esta jornada también es especial en Extremadura, donde es fiesta autonómica, al conmemorarse el día de su patrona, la Virgen de Guadalupe. Y aquí en Sevilla, esos dos factores se combinan a la perfección en la calle Carlos Cañal, en el convento de San Buenaventura, desde el que en apenas unas horas se dará el pistoletazo de salida al segundo gran bloque de las Glorias, tras el obligado parón de agosto.
Será, como no podía ser de otro modo, con la Virgen de Guadalupe, que paseará por la feligresía acompañada por los sones de la banda de música del Sol y por multitud de cofrades que, después de regresar de su exilio veraniego en las playas, buscan recuperar el pulso a la ciudad como sólo ellos saben que se puede hacer: entre pasos, bullas y marchas. Por eso, el de hoy, pese a no estar marcado en rojo en el calendario, no es uno más. Ni mucho menos. Y ya no sólo en el entorno de Plaza Nueva, sino en cualquier otro punto de la capital andaluza.
Porque arranca una nueva tanda de fines de semanas llenos de procesiones letíficas que nos harán más llevadera una espera que avanza casi sin darnos cuenta y que ya cuenta los meses que nos separan de un nuevo Domingo de Ramos necesitando un sólo dígito. Y es que se abre un periodo plagado de Divinas Pastoras, de Vírgenes del Rosario y el clasicismo de corporaciones tan señeras como la de Todos los Santos o el Amparo. Pero eso será después de que todo el protagonismo recaiga esta tarde en una Virgen de Guadalupe que ni sabe a Las Aguas ni al Lunes Santo, pero que devolverá a las calles el inconfundible aroma de las Glorias y una sonrisa de oreja a oreja en los labios.
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