A medio calendario

Hoy es uno de esos días en los que el calendario, casi sin saberlo, da una tregua a la espera; de los que nos permiten hacer la cuenta atrás de manera más fácil y pensar que la primavera está mucho más al alcance de la mano de lo que muchos pensamos. Porque en este viernes 30 de septiembre, la perspectiva cambia casi por completo, porque tan sólo nos separan seis meses del mejor de los sueños de cuantos puede tener la ciudad cada año: el de ver a los primeros nazarenos paseando por las calles en la tarde del Viernes de Dolores.

Tan sólo restan dos trimestres por delantes para que las Vísperas duerman del todo a la espera y comencemos a vivir unos días grandes que en este 2011 pasaron prácticamente de puntillas y sin hacer ruido a nuestro lado. Pero eso ya forma parte del pasado. Ahora toca mirar hacia adelante con una sonrisa en los labios, esa que esbozamos al imaginar que dentro de seis meses habrá túnica de capa en Pino Montano, Padre Pío-Palmete y Heliópolis, de cola en Bellavista, pero también de ruán con Pasión y Muerte y La Corona. Y para que no falte de nada, y aún sin capirotes de por medio, olerá a incienso también Pío XII con el Nazareno de las Lágrimas, igual que San Pablo con el Cristo de la Humillación.

Hoy todo parece más cerca. Máxime cuando mañana quede justamente medio calendario para un nuevo Domingo de Ramos, puesto que los caprichos de septiembre difuminarán momentaneamente la distancia con respecto a un nuevo Sábado de Pasión. Qué ganas de que pasen pronto estos tres meses jalonados de puentes e inauguremos un nuevo año en el que la resaca de las Navidades y los carnavales nos llevarán de la mano hacia un 22 de febrero, Miércoles de Ceniza, que inaugurará la Cuaresma y nos dará alas para ver cómo el tiempo pasa volando. Tal y como ocurre en este viernes 30 de septiembre, en el que caemos en la cuenta de que muy poquito a poco, pero siempre de frente, va llegando lo que llevamos tanto tiempo esperando.