La hermana pequeña de Sevilla

Para muchos, la Semana Santa de Jerez de la Frontera es poco menos que la hermana pequeña de la de Sevilla. De hecho, hablamos de la ciudad más hispalense de toda la provincia de Cádiz, que toma como ejemplo para sus días grandes cuanto ocurre a los pies de la Giralda y que, incluso, cuenta en su haber con importantes tesoros patrimoniales de los que durante las últimas décadas, muchas veces dejando claro su falta de acierto, se han ido desprendiendo nuestras hermandades. Y esta dinámica continúa, sobre todo con dos nuevos ejemplos de total actualidad.

El primero de ellos ya se encuentra en tierras jerezanas. Se trata de la última obra de Fernando Murciano, el Nazareno de la Misión Redentora, nuevo titular de la agrupación parroquial del mismo nombre y a cuya sede canónica, la parroquia del Corpus Christi llegará el próximo día 14. Hasta entonces, podrá visitarse en la basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada, donde podrá admirarse su singularidad, expresividad e importante calado historicista, detalles que servirán de avanzadilla para el misterio que ya está empezando a ejecutar el mismo autor.

Y también desde aquí llegará el próximo Viernes de Dolores un nuevo sayón romano para el paso de la cofradía de La Exaltación. Saldrá de la gubia de Fernando Aguado, quien ya ha tallado las últimas figuras anteriores que se han incorporado a dicha escena pasionista, y sustituirá a la actual, de Luis González Rey, que se pondrá a la venta en breve para sufragar los gastos. Con ambos estrenos, queda claro que la influencia hispalense en Cádiz no termina en El Cuervo, sino que se sigue extendiendo mucho más allá, llegando incluso a la ciudad más grande de toda la provincia. Porque Jerez, por más que pasen los años, siempre será la hermana pequeña de Sevilla.