El mundo de las bandas de Semana Santa llega a ser, en muchos casos, tremendamente parecido al fútbol. Sobre todo, en situaciones como las de los mercados de fichajes y sus polémicas. Un claro ejemplo de ello se ha vivido en los últimos días en relación al acompañamiento musical que llevará el próximo Viernes de Dolores el Nazareno de las Lágrimas de Pío XII, que finalmente correrá a cargo de la agrupación musical de Nuestra Señora de la Victoria de Arahal.
Sin embargo, hasta hace bien poco parecía que la encargada de hacerlo iba a ser Cristo de la Sangre, de San Benito. No en vano, el director de la formación de La Calzá y el presidente de la asociación cofrade, Nicolás Fernández, llegaron a un acuerdo verbal para ello hace unas semanas. Este, debería haberse plasmado por escrito en el último mes, coincidiendo con la vuelta a los ensayos de la banda, aunque, finalmente, no fue así. De hecho, el pasado lunes se anunció la firma del contrato con la agrupación arahalense, que volverá a tocar en Sevilla 31 años después, desde que en 1981 lo hiciese tras el Cautivo de Santa Genoveva.
Con todo, la polémica está servida, puesto que desde Cristo de la Sangre se critica la falta de seriedad de la junta directiva de Pío XII en las negociaciones, habiendo difundido incluso un comunicado en distintos medios para denunciarlo. Y es que, como en el fútbol, eso de los pactos de caballeros y los apretones de manos no sirven de mucho, sobre todo cuando se habla de actividades que tienen dinero de por medio. Lo más triste es que siendo tan joven ya le empiecen a fallar las formas a esta asociación, que parece pasar por alto que en la Semana Santa, como en todo, hay que saber heredar lo bueno, pero lo malo no.
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