lunes, 30 de enero de 2012

Saetas en el Cielo

El pasado viernes, a media tarde, a Sevilla se le heló el alma. La penumbra se cebó con Santa Catalina, que pareció más solitaria y sombría que de costumbre, porque uno de sus vecinos más ilustres, su trovador, ya no cantará mas saetas desde ningún balcón, sino desde el mismísimo Cielo. Se fue casi por sorpresa, pese a que era 'vox populi' que su estado de salud había empeorado muchísimo en las últimas fechas, que prácticamente no había vuelta de hoja... pero muchos pensábamos que el desenlace podía llegar a ser otro.

Por eso, cuando saltó la noticia, la incredulidad fue la primera respuesta. 'El Peregil' nos había dejado para siempre, vistiendo de luto a la saeta y llevándose consigo momentos que ya no podremos volver a vivir jamás. Porque, por ejemplo, no será igual la última chicotá del Señor del Amor sin la banda sonora de su voz. Como tampoco tantos y tantos momentos en los que desde su garganta salía la mejor y más sentida oración que se podía arrancar desde un pentagrama.

Cuántos balcones quedarán huérfanos sin su presencia. Cómo lo buscarán con la mirada hacia el Cielo el Cristo de la Exaltación, el de la Expiración o la Virgen de las Aguas. Qué vacío más grande sentirán los titulares de La Cena, San Roque o El Beso de Judas esperando que acuda a su puntual cita de cada año. Aunque quizás sólo lo sintamos nosotros, porque Ellos seguirán disfrutando de todo su arte, de esa sonrisa perenne y ese sentimiento tan grande que derrochaba 'El Peregil' al cantar. Porque el viernes ahí arriba dejaron de esperarlo. Ahora ya no hace falta que levante su voz, porque los tiene frente a frente, a un palmo. Y seguirá diciéndoles lo mismo que aquí abajo, aunque ahora podrá hacerlo simplemente susurrando.

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