domingo, 17 de febrero de 2013

El cielo tendrá la última palabra

Desde hace meses tenemos la fecha de hoy entre ceja y ceja. Pues bien, ya ha llegado el 17 de febrero, tercer cumpleaños de esta humilde bitácora y, sobre todo, la jornada del Vía Crucis Magno con el que Sevilla conmemorará por todo lo alto el Año de la Fe. Aunque para que pueda hacerlo, una vez más, tendrá que dar su visto bueno el cielo, teniendo la última palabra un frente que amenaza, y de qué manera, con derramar agua sobre nuestras cabezas a lo largo de las próximas horas. De hecho, hay quien dice que desde el propio Consejo ya da por perdido el acto y que durante los últimos días se ha trabajado a marchas forzadas para terminar de organizar el acto piadoso que se desarrollará en la Catedral con las cruces de guía de las participantes y que servirá para sustituirlo.

Aunque todavía hay opciones de que se lleve a cabo. Al menos, hasta que a las 11.30 horas El Cachorro, el primero en salir, decida si lo hace o no. Una respuesta afirmativa mantendría con vida la iniciativa, pero una negativa acabaría con ella sin que diese sus primeros compases. Atrás quedarían noches enteras de preparativos y traslados, algunos con varios kilómetros de distancia como el de Torreblanca, y el sueño de ver imágenes casi irrepetibles como el Señor del Gran Poder a la luz del día. De igual modo, de quedarse todo en nada, por San Esteban, Pasión y el Patrocinio volverán a maldecirse por el gafe que persigue a sus salidas en los últimos años, mientras que Los Gitanos y El Santo Entierro pensarán lo mismo pero cuando presiden el Vía Crucis.

Muchos se preparan para tirar de consuelo estadístico y recordar que en 2009 tampoco se pudo celebrar este acto y, como compensación, no llovió en Semana Santa. Otros aludirán a que se tenía que haber optado por un Santo Entierro Grande o, incluso, por otras alternativas. Y no faltarán los que piensen que es una cura de humildad en toda regla para una curia hispalense que quiso inventarse su particular JMJ y a la que el intento le ha salido por la culata. No obstante, el cielo tendrá la última palabra, confirmando los pronósticos o haciéndolos añicos. A lo largo de las próximas horas saldremos de dudas, sabiendo si las nubes se ceban con nosotros o nos ayudan.

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