Estamos a poco menos de una semana del inicio de una nueva Cuaresma, aunque, a estas alturas, todo parece precipitarse por momentos. De hecho, el Vía Crucis Magno del 17-F nos ha regalado ya una imagen impropia para estas fechas y que, como no podía ser de otro modo, ha hecho que los "ya queda menos" se multipliquen sin solución de continuidad. Porque en la parroquia de San Vicente ya huele a Miércoles Santo, gracias a que el Señor de las Siete Palabras ya se encuentra presidiendo su paso, ante la atenta mirada de su Madre de los Remedios.
A Ella le acompañan, como siempre, las tres Marías y un San Juan Evangelista que, de esta forma, ha vuelto al culto tras su restauración. Sea como fuere, todos permanecerán allí durante el quinario anual que se dedica al Señor, recuperando una estampa que, según recordó el hermano mayor de la corporación, Antonio Sánchez Padilla, la última vez que pudo verse fue allá por 1942. No obstante, en esta ocasión será por un motivo diferente y que, curiosamente, dará lugar a que otras hermandades sigan el mismo ejemplo.
Es el caso de La Redención, que comenzará sus cultos justo el día después al Vía Crucis Magno y que, ante la imposibilidad de montar su altar en tan poco tiempo, mantendrá el misterio montado durante la semana siguiente. Por no hablar de cómo las iglesias se irán llenando de pasos a lo largo de los próximos días, en los que la recta final de la Precuaresma parecerá que ha perdido su prefijo y que, incluso, estamos en las jornadas previas a una Semana Santa que avanza hacia nosotros de un modo tan claro como decidido.
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