sábado, 16 de febrero de 2013

Testigos de excepción

Aunque prácticamente toda Sevilla tenga la vista puesta en el cielo y en lo que debe suceder mañana, la tarde de hoy viene marcada también por un importante sabor cofrade. Y es que siendo primer sábado de Cuaresma, resulta lógico que los cultos externos hagan su aparición por las calles de la ciudad, teniendo como protagonistas en esta ocasión a dos puntos cercanos al Guadalquivir, el Arenal y Triana, donde la víspera del Vía Crucis Magno tendrá un aroma y un ambiente tremendamente especial.

Porque, por unas horas, el Señor de la Salud de La Carretería dejará su barrio para visitar la parroquia del Sagrario, donde, como ocurre cada año, celebrará sus cultos anuales. Él será testigo de excepción de cómo cambiará la ciudad en apenas unas horas, ya que llegará a su morada momentánea sin que esté vallada ni acotada, todo lo contrario que mañana, cuando emprenda el camino de vuelta a casa a un ritmo mucho más acelerado y casi a modo de gymkana por mor del acto central del Año de la Fe. Aunque esta tarde el protagonista de cuanto ocurra en el centro, más allá de los comentarios de todos, será Él, si bien deberá contar con el permiso de su vecina Piedad de El Baratillo, que hoy también emigrará con destino al Hospital de la Caridad, donde celebrará mañana por la mañana su función principal.

Y algo parecido vivirá La Estrella, que dejará su capilla para ir a Santa Ana, donde esperará hasta el lunes a su Hijo de las Penas, al que dejará sobre su paso esperando a ver qué pasa con el Vía Crucis de mañana. Por este motivo, será para Ella un fin de semana de despedidas y reencuentros, como para la propia Sevilla, que vuelve a verse las caras con una recta final de la espera que deseaba tener entre sus manos y que, por fin, ya puede abrazar de lleno. No en vano, ya se han acabado esos sábados y domingos sin las calles oliendo a incienso, porque, como mandan los cánones, los cultos externos se van multiplicando sin solución de continuidad, confirmándonos que ya queda menos para los días grandes. Y si no, que se lo pregunten al Señor de la Salud de La Carretería y a la Virgen de la Estrella, testigos de excepción, entre unas cosas y otras, de todo cuanto está pasando estos días por estos lares.

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