sábado, 22 de marzo de 2014

Si el tiempo no lo impide...

El calendario avanza a pasos agigantados, casi sin darnos cuenta. De hecho, la hoja de marzo comienza a languidecer en la pared, indicándonos que nos encontramos ante su penúltimo sábado, el tercero de una Cuaresma que sigue quemando etapas sin solución de continuidad, llegando a uno de esos días que, prácticamente de soslayo, marcan la diferencia. No en vano, hoy, siempre y cuando las nubes no quieran 'obsequiarnos' con algo de lluvia, debemos disfrutar de dos cultos externos importantísimos y que están marcados a fuego en las agendas de todo cofrade que se precie.

Uno tendrá aires de Viernes Santo y a la cava trianera como escenario. Será el Vía Crucis extraordinario que presidirá El Cachorro, una imagen que Sevilla echa muchísimo de menos por sus calles, que no lo ven desde el ya lejano 2010. En esta ocasión, saldrá en andas con muestra de apoyo a la Evangelización que demanda el Papa Francisco (recuérdalo aquí), recorriendo las principales arterias de la orilla más marinera de la ciudad, que se convertirá en un auténtico mar de gente que no querrá perderse detalle de cuanto acontezca en esas tres o cuatro horas que quedarán para la historia. Aunque, eso sí, siempre que el tiempo no lo impida.

Casi lo mismo ocurrirá a kilómetros de distancia, en la barriada de Los Príncipes, donde asistirán a la salida de la primera procesión de la Cuaresma. Se trata del Señor de la Caridad en su Tercera Caída, que poco a poco se va convirtiendo en un auténtico clásico de estas fechas, regalando marchas y olor a incienso a sus vecinos antes incluso de que podamos saborear las Prevísperas. Será un preludio de todo lo que está aún por llegar, pero que por momentos nos trasladará a mediados de abril, cuando las túnicas y los capirotes lo inunden todo. Además, y por si fuese poco, el barrio del Pumarejo vivirá el Vía Lucis de la Virgen del Amor, Dolorosa de La Resurrección y que completará una tripleta de actos que se encargarán de gritar a los cuatro vientos que "ya queda menos", acelerando los pulsos y la espera. Pero la última palabra la tendrán las nubes, ya que estaremos a expensas de su capricho, porque todo sucederá si el tiempo no lo impide.

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