viernes, 9 de mayo de 2014

Dos hermanas bien avenidas

Hay quien dice que de lo que más se habla en la Feria es de la Semana Santa. De hecho, aunque parezcan fiestas antagónicas, la relación que existe entre ellas es mucho más estrecha de lo que la mayoría podría pensar, y ya no solo porque estén separadas por apenas 15 días en el calendario, sino también porque sus protagonistas son los mismos, los propios sevillanos, que hacen suyas las calles de un Real que aparece plagado de casetas que pertenecen a hermandades. Cierto es que durante la 'Semana de Farolillos' la actividad capilleril para, pero también lo es que a lo largo de la historia hemos visto ejemplos palmarios de que ambos mundos, el de las túnicas y capirotes por un lado y el de los lunares y volantes por otro, se han dado la mano con total claridad. Y no hablamos solo de motivos que recuerdan a los días grandes en la Portada (este año, por ejemplo, con alguna que otra reminiscencia de La Macarena), los templos que ésta puede llegar a evocar o las sevillanas cofrades que se cantan.

Porque no han sido pocos los casos de Cruces de Mayo que han paseado por el Real, utilizando la Portada a modo de entrada a una Catedral imaginaria. No obstante, hay dos hermandades que han servido de nexo de unión entre ambas fiestas con mayor claridad. Es lo que le ocurrió a Los Estudiantes a mediados de los sesenta, cuando vivió su traslado desde la Anunciación hasta el Rectorado. Por aquellos años, la Feria tenía lugar en el Prado, donde llegó a estar expuesto al culto el Señor de la Buena Muerte en 1965 en la caseta del Círculo de Labradores mientras duraban las obras de ampliación de su sede canónica. Incluso, en más de una ocasión la corporación inició su recorrido pasando por parte del antiguo Real, dando lugar a imágenes únicas.

Pero si hay una corporación con una dilatada experiencia a caballo entre Semana Santa y Feria esa es sin duda la de Las Cigarreras. A ésta parece que los volantes y farolillos la persiguen, puesto que los ha tenido cerca en sus dos últimos templos. Primero, en el actual Rectorado, donde residió entre 1904 y 1965. Después, en su actual capilla, que se encuentra pocos metros de esa ciudad efímera que emerge cada primavera en Los Remedios. Por ello, no ha faltado año (sobre todo desde que abandonó la idea de equipararse al resto de corporaciones de Triana) en el que no se hayan podido captar fotografías con alguno de los dos pasos de la hermandad con la Portada de fondo, sirviendo como la mejor metáfora posible de cómo las dos principales fiestas de la vieja Híspalis no saben vivir por separado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario