domingo, 18 de mayo de 2014

Entre lo que está y lo que vendrá

Ayer Sevilla recuperó su pulso cofrade. Hoy, siguiendo la misma línea, la ciudad mantendrá intacta sus constantes vitales en una jornada intensa, que comenzará bien temprano y acabará casi al filo de la medianoche, desplegando entre medias un auténtico muestrario de preludios y clasicismo, aunando en apenas unas horas el ciclo que ya está entre nosotros, el de las Glorias, y otro, el Eucarístico, que se hará presente en cuanto la quinta hoja del calendario, que ya ha visto cómo hemos superado su ecuador, deje su relevo a un mes de junio que, a tenor de las altas temperaturas que estamos experimentando, viene con muchísimas ganar de ocupar su sitio.

Incluso, nos parecerá que está más cerca de llegar a primera hora de la mañana, cuando tengamos hasta dos procesiones de impedidos caminando por la ciudad. Una saldrá en plena cava trianera, en la calle Castilla, donde la hermandad de La O intentará llevar el Santísimo a aquellos que de otro modo no podrían tomar la comunión, al tener dificultades de desplazamiento. Lo mismo ocurrirá en el barrio de la Feria, que se despertará al son que marque la banda de música que sirva de acompañamiento musical a la eucarística de Omnium Sanctorum, que presagiará el tiempo de las Custodias de la mano de la corporación de Todos los Santos.

Y por la tarde, dos de las corporaciones más clásicas y señeras de las Glorias darán lustre a la jornada en pleno centro. Una, resucitará el viejo templo de San Bartolomé y las principales arterias de la judería. Se trata de la Virgen de la Alegría, que devolverá la sonrisa a una feligresía por donde los pasos llevan demasiado tiempo pasando casi de refilón, obviando que hubo para ella tiempos mejores. A pocos metros, en plena Alfalfa, la tarde se teñirá del azul del manto de la Virgen de la Salud de San Isidoro, quien custodiada por cuatro ángeles se reencontrará un año más con todos sus fieles y devotos, aumentando así los quilates de una jornada que brillará más que el sol y que, entre unas cosas y otras, nos confirmará que el periodo letífico está a pleno rendimiento, pero que el ciclo eucarístico también se encuentra loco por dar un pasito adelante y hacerse un hueco.

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