lunes, 12 de mayo de 2014

Sin consenso

En Torreblanca las cosas no terminan de normalizarse. Aunque se llegó a solucionar el cisma existente entre la cuadrilla del misterio y la junta de gobierno (recuérdalo aquí) dando lugar a un esplendoroso Sábado de Pasión, parece que el consenso aún está lejos de ganarse un sitio en la decana de las Vísperas. De hecho, ni siquiera la inminencia de las elecciones a hermano mayor, que tendrán lugar el próximo 20 de junio, tiene pinta de deparar un panorama en el que las diferentes tendencias en el seno de la corporación se integren en una sola junta de gobierno que deje atrás un periodo demasiado convulso y que ha hecho que la cofradía pierda parte del prestigio que se había ganado desde sus inicios.

Porque no habrá uno ni dos, sino tres candidatos a suceder a Luis Miguel González. Por un lado, comparecerá Miguel Ángel Sevillano, que encarna a la vertiente continuista y oficialista, teniendo a su lado a la mayor parte de miembros de la actual junta. Igualmente, probará suerte José Manuel Romana, a quien se podría señalar como la oposición, puesto que ya fue diputado mayor de gobierno junto a Manolo Rocha y cuenta incluso con el apoyo de un auténtico histórico de la corporación como Manuel Santizo. Completa la terna Sergio Bermúdez, último en dar el paso al frente en estos comicios y que pese a no tener experiencia en cargos ejecutivos sí que se ha mostrado tremendamente activo en los últimos tiempos, hasta el punto de que fue él quien pidió un cabildo extraordinario para que se diesen explicaciones sobre la actuación en el Vía Crucis de la Fe (míralo aquí).

Así, queda claro que sigue habiendo demasiadas visiones distintas de una misma hermandad y que si nadie lo remedia esta división dará lugar a unas elecciones con demasiados candidatos. Habrá que ver si en este mes y poco que nos separa del 20-J se producen alianzas o retiradas que recorten el número de opciones, excesivo no solo en una corporación del tamaño de la de Torreblanca, sino, sobre todo, con un pasado reciente marcado por divisiones y conflictos internos en los que la única víctima ha sido la propia corporación. Una situación a la que muchos esperaban poner fin a través de unas urnas, que, de momento, siguen demostrando que el consenso brilla por su ausencia en la decana de las Vísperas.

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