viernes, 2 de abril de 2010

La 'Hora Nona'

Todavía resuenan los ecos de la Madrugá y la ciudad se dispone a vivir una nueva jornada de cofradías, la antepenúltima de la Semana Santa. Quizás por ello, la melancolía comienza a cobrar mayor protagonismo, haciendo ver al cofrade que estos días se le escapan entre las manos. Es la 'Hora Nona' de Sevilla, esa en la que siente que su Semana Mayor va muriendo un año más, mientras las banderas lucen a media asta y las mantillas y la sensación de luto invaden el centro. Ya no es sólo por la seriedad de las hermandades que salen, sino porque la capital hispalense sabe que sus días grandes se están yendo.

Así, como metáfora de la tarde, ésta se abrirá con el Cristo del Cachorro, protagonista de una expiración eterna que hará contener el aliento tanto a Triana como a Sevilla. Tras sus pasos vendrá una Señorita de nombre Patrocinio y cuya belleza, como el Ave Fenix, resurgió de sus cenizas. Esperando a que pase por su puerta estará el Nazareno de La O, que llenará de carey y plata un año más, y van 325, la calle Castilla, la misma que volverá a deleitarse con una Virgen morena que en solo una vocal encierra la poesía más bella que Dios escribió en la tierra.

En San Isidoro, Cristo caerá por tercera vez en silencio, sin estruendos de cornetería y con la ayuda del Cirineo como única compañía. A pocos metros de Él, y entre varales de oro, la Virgen de Loreto asistirá a la escena callada, esperando que su Hijo sea capaz algún día de levantarse, de remontar el vuelo, como ese avión Plus Ultra que sostiene entre los dedos. Mientras, La Soledad es la única que compartirá su tiempo con la Virgen del convento de San Buenaventura, la misma que mirará al Cielo implorando, como muchos hermanos de la corporación, que pronto pueda compartir su cortejo con el Señor de la Salvación.

Entre túnicas de terciopelo azul, la visión de tres cruces anunciarán la llegada del misterio de La Carretería, donde el Cristo de la Salud espera ser descendido y enterrado, lo que hará más fuerte si cabe el llanto de laa Virgen del Mayor Dolor. También entre ladrones obrará el milagro de la Conversión el Señor de Montserrat, precediendo a una Virgen que pese a sus orígenes catalanes no cambiaría vivir a orillas del Guadalquivir por hacerlo junto al Mediterráneo.

Y justo al caer las primeras sombras, un tañido de campanas y 18 ciriales nos dirán que todo está consumado. Lo podremos contemplar en Bustos Tavera, donde Cristo será amortajado ante una Virgen de la Piedad que llora junto a Él, esperando un milagro. Pero la suerte ya estará echada, como en nuestra Semana Santa, a la que cuando entre el último paso esta noche le quedarán sólo por ver en la calle seis hermandades, la décima parte del total de la nómina oficial. Y es que hoy Cristo muere en Sevilla, pero la Semana Santa también nos está dejando.

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