Poquito a poco, y siempre de frente, avanzamos hacia el final de un nuevo año. En apenas mes y medio, este 2010 será ya historia, y comenzaremos a vivir un 2011 que, para muchos, tendrá en el 17 de abril su día más grande. Por eso, empezamos a despedirnos de la frontera entre la primera y la segunda década del siglo XXI y muchas de las cosas que veamos durante las próximas jornadas serán las últimas de este año. Así, por ejemplo, hoy veremos al último Cristo que procesionará por las calles de Sevilla hasta que cambiemos por completo el calendario.
Será en San Marcos, donde desde el convento del Socorro saldrá el Señor del Perdón, en una procesión que año tras año va cogiendo cada vez más solera y que se está convirtiendo en todo un clásico del otoño cofrade hispalense. Tanto es así, que este crucificado de cuerpo arqueado, enmarcado entre cuatro hachones que se levantan sobre una sobria canastilla de madera de caoba, servirá de despedida del Hijo de Dios hasta el año que viene, cuando vuelva a salir con otra advocación y en otra zona sobre un paso en alguno de los últimos fines de semana de la Cuaresma.
Y es que el tiempo pasa y los ciclos se van cerrando. Hoy, el de los Cristos por las calles, ya que cuando entre el Señor del Perdón todavía tendremos por delante más procesiones, pero ninguna con una imagen pasionista. De hecho, nos quedará el sprint final de las Glorias, al que en apenas un mes también echaremos el cierre. Queda el consuelo de que no hay mal que por bien no venga, y que este hecho nos deje bien a las claras que cada vez estamos más cerca de una nueva Semana Santa. Porque quizás no estamos ante el principio del fin, sino ante el final del principio.
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