Quien la sigue la consigue

¡Habemus pregonero! Desde hace dos días ya sabemos quien será el encargado de anunciar a la ciudad la llegada de la Semana Santa de 2011, un honor que, tras muchísimos años de espera, ha recaído en la figura de Fernando Cano, al que se le podía catalogar como un cofrade de pro y un eterno candidato al atril más deseado del mundo cofrade. Pero, vayamos por partes. ¿Quién es el elegido? Pues se trata de un jerezano de 74 años que desde hace 40 está afincado en Sevilla y que es hermano de La Macarena, Los Estudiantes, La Hiniesta, San Gonzalo, La Cena y la Pura y Limpia del Postigo. Además, sin ser miembro de la corporación del Dulce Nombre de Bellavista, fue uno de los principales artífices de que el Señor de la Salud y Remedios llegase al arrabal.

Por si fuese poco, tiene una importante trayectoria a sus espaldas en el mundo de los pregones, llegando a haber dado el de las Glorias de Sevilla en 1985. Sin embargo, sus expectativas en relación al de la Semana Santa se quedaron en nada por una cuestión electoral. Y es que Cano se presentó a hermano mayor de La Macarena ante José Luis de Pablo, quien salió vencedor en las urnas. No obstante, el recién elegido anunciador de los días grandes impugnó el resultado, pidiendo que se tuviese en cuenta el voto por correo. Así, acudió primero al Arzobispado y después al mismísimo Vaticano, quien mantuvo todo igual dos años más tarde. A partir de ahí, Amigo Vallejo le hizo la cruz y su candidatura desapareció.

Hasta este año, cuando tras las negociaciones con su 'censor' no llegaron a buen puerto (recuérdalo aquí), se convirtió en la principal propuesta del Consejo. No en vano, fue elegido por unanimidad, por delante de un Antonio Bellido que ni entraba en los pronósticos ni tuvo opciones. Con todo, y tras un cuarto de siglo de espera, Fernando Cano podrá cumplir unos de sus sueños, algo que tendrá lugar el 10 de abril de 2011. Entonces, como ya ha anunciado, disertará sobre cofradías, aunque "dando cabida a la situación actual de la Iglesia". Será, sin duda, el final de un larguísimo recorrido que, tras muchos kilómetros y obstáculos, ha llegado a buen puerto gracias a la constancia y a saber esperar.