miércoles, 2 de mayo de 2012

Del Arco a Guinea

Pocas devociones resultan más universales que la de la Macarena. Su nombre es conocido en todo el mundo, de este a oeste, de norte a sur. Para muchos, es sinónimo de la Madre de Dios, de la ciudad de Sevilla, de su Semana Santa. No en vano, hay tallas con su advocación en puntos tan distantes del Arco como Miami, donde existe una hermandad que rinde culto a una copia exacta de Ella. Incluso, en los próximos días, llegará a África, concretamente, a Guinea Ecuatorial.

Será el próximo día 5 de mayo, cuando una réplica suya que fue bendecida ayer en su propia basílica sea entronizada en la catedral de la ciudad de Mongomo, en la mencionada ex colonia española. Se trata de una obra del escultor José Antonio Bravo a la que no le falta ni un detalle: puesto que a su innegable parecido se le unen, incluso, las mariquillas de su pecherín. Eso sí, la Medalla de Oro de la Ciudad que luce la original ha sido cambiada por una con los colores de la bandera de Guinea, algo que delata su destino, al que llegará fruto de la donación que va a llevar a cabo el presidente de la Corte Suprema de Justicia de este país, Martín Ndong Nsue, en colaboración con un matrimonio hispalense, el formado por Pablo Ortiz y María Auxiliadora Rodríguez-Caso.

Entre los tres han dado un nuevo pasito para que los dominios de la Virgen de la Esperanza vayan un poquito más lejos si cabe, hasta lugares a los que jamás se pensó que llegaría. Pero para Ella nada es imposible y muy pronto se darán cuenta de ello en Mongomo. Porque allí, sin vivir jamás una Madrugá ni haberla visto jamás pasearse en su palio, su devoción echará raíces, atendiendo a las peticiones de sus fieles como aquí lo hace a la vera del Arco. Y es que esta 'Muchacha' que cada abril cumple 20 primaveras, no envejece ni conoce las fronteras y, además, se llama Macarena.

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