Tiene ya tres cuartos de siglo y sigue tan joven como siempre. Morena, tímida y llena de esa esperanza que Sevilla entiende vestida de verde pero que Ella prefiere ver de raso morado. La heredera natural de la vecina más antigua de la calle Castilla, la reencarnación de aquella que en el siglo XIX fue la primera que cruzó el río sobre un paso. Nos referimos, cómo no, a la Virgen de la O, que en este 2012 se encuentra conmemorando sus primeros 75 años de vida, desde que saliese de las gubias de Antonio Castillo Lastrucci.
Una talla que llegó para sustituir a la anterior titular de la corporación trianera, que fue destruida en los altercados de la noche del 18 de julio de 1936, pero que, con el paso del tiempo se ha ganado, y por derecho propio, un lugar en el corazón de toda Triana y en el de todo cofrade hispalense. No en vano, fruto de ese cariño fue Coronada Canónicamente en 2007, sin siquiera abandonar su barrio, en plena plaza del Altozano. Hay quien dice que lo hizo así para poder ver a pleno sol a sus vecinos, algo que, por desgracia, parece casi inconcebible últimamente un Viernes Santo.
Aunque en este de 2012, tras desafiar a los elementos, sí que pudo salir en la calle, aprovechando que su vecino, El Cachorro, se quedó en casa para volver por el recorrido característico de las corporaciones del viejo arrabal. Así, pudo celebrar un cumpleaños tan especial como la ocasión lo requería, porque no todos los días se cumplen 75 años con tantísima lozanía; la de esa tez morena por la que no pasa el tiempo, que contiene el aliento al saberse Madre de Dios y que cierra la Semana Santa en la orilla más marinera de la ciudad. Y es que en pleno corazón de la Cava están de fiesta y celebración, porque hace ya tres cuartos de siglo que nació la Virgen de la O.
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