martes, 19 de junio de 2012

'Blanco Baratillo'

La calle Adriano ha cambiado su color. Ya no es azul como siempre, en especial cada Miércoles Santo, cuando se llena de nazarenos baratilleros. Qué va, ahora predomina el blanco. Un blanco de ausencia, de espera, casi de luto. Porque falta uno de sus vecinos más ilustres, el Señor de la Misericordia (recuérdalo aquí), y su Madre, la Virgen de la Piedad, espera su regreso en el mismo sitio de siempre, sin variar su posición, pero sintiendo un vacío que, por más visitas que reciba, nadie será capaz de llenar jamás.

Y así permanecerá hasta noviembre, cuando todo vuelva a la normalidad y sus ropas se tiñan de un negro que recordará a los difuntos, pero que, pese a ello, la envolverá de felicidad. Porque para Ella ahora mismo el blanco es luto por ese Hijo que se fue y que, afortunadamente, más pronto que tarde volverá. Aunque los días sin Él se harán eternos y su regazo, libre de su peso inerte, le parecerá una auténtica inmensidad. Nunca su recoleta figura fue tan grande; jamás se la vio tan sóla y a la vez tan cercana a la Virgen de la Piedad.

Porque el 'Azul Baratillo' no impera a la vera de la Maestranza. Durante los próximos cinco meses, nada será igual. Su Reina estará más triste que nunca, inmersa en un sollozo inaudible pero que sería capaz de arrancarle alguna que otra lágrima más. La Caridad lleva en su advocación el nombre de Soledad, pero Ella se lo pide prestado, porque lo siente muchísimo más. Qué vacía está la capilla sin su Cristo y que fija la mirada de su Madre en la puerta esperando que, antes de que quiera darse cuenta, lo pueda ver regresar.

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