viernes, 22 de junio de 2012

Sonrisas solidarias

Con las vacaciones a la vuelta de la esquina y el verano recién estrenado, la actualidad cofrade, pese a que aún viene hablándonos de procesiones y pasos, ya comienza a llegar por otros derroteros. Uno de ellos es el de la acción social de nuestras corporaciones, con dos maravillosos ejemplos capaces de tapar la boca a aquellos que siguen pensando que las cofradías sólo son lujo y despilfarro, que simplemente piensan en presumir por las calles paseándose entre enseres y joyas costosas mientras compiten para ver quién lleva la que más brilla o la mejor. Y es que, hay mucho más oro del que reluce.

Incluso que da de comer, como en Bellavista, con ese comedor social que ha puesto en marcha la hermandad de El Dulce Nombre en colaboración con el Ayuntamiento y el Banco de Alimentos. Se trata de una iniciativa que tiene su sede en la calle Manuel Gonzalo Mateu y que, en principio, atenderá a unas cien personas a diario. Algo parecido les ocurrirá a los 350 niños bielorrusos que llegaron ayer a Sevilla para pasar el verano entre nosotros, ganando en calidad de vida gracias a una veintena de corporaciones que cada verano los traen para que se sobrepongan, en la medida de lo posible, a los efectos colaterales que tuvo el archiconocido accidente de Chernóbyl sobre su salud.

Así, queda claro una vez más que entre la opulencia que muchos le atribuyen a nuestras cofradías siempre se abre paso la solidaridad y el amor fraterno. Que vale que podrían hacerse las cosas con mayor humildad, pero que nadie se olvide que, para la mayoría, lo más importante no es salir y presumir en la calle, sino ayudar a quien, por unas razones o por otras, vive en ella. Ejemplos hay de sobra para caer en la cuenta de ello, ya que estos son sólo los dos últimos. Y seguro que en breve habrá muchísimos más. Porque la cuestión no es presumir de lo que se tiene con una sonrisa, sino provocarla en quienes más lo necesitan.

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