Pese a que muchos dieran por terminado el ciclo de las procesiones eucarísticas en Sevilla el pasado domindo, cuando los barrios se llenaron de Custodias, ayer vivimos el epílogo del ciclo con la última hasta el próximo mes de septiembre, cuando, como marca la tradición, San Bernardo desafíe al calendario y ponga su Corpus en la calle bajo la luz de la luna. Pero, hasta que eso ocurra, habrá sido Tablada la última en ver al Santísimo pasear sobre por sus calles, dando lugar a una escena tan habitual en nuestra ciudad como desconocida en ese escenario.
Todo comenzó a las 20.00 horas, cuando de la parroquia de la base aérea arrancó el cortejo, que no sólo recorrió suelo militar sino las inmediaciones, llenando de sabor y olor cofrade una zona que, más allá de la hermandad castrense del Rocío, siempre se suele sentir huérfana de este tipo de ambientes. Aunque, por una vez, las tornas cambiaron y mientras resonaban con fuerzas los sones de la banda de música del Alcar agasajando al Santísimo Sacramento, la bulla, siempre compuesta por unos pocos curiosos, fue creciendo poco a poco, convirtiendo el enclave en protagonista.
Y es que poco importó que muchos ni se enteraran de esta salida y que, durante algunos tramos del recorrido, la procesión casi circulara en 'petit comité'. También así fue durante años, aunque hace muchísimo, nuestra Semana Santa. Todo es cuestión de tiempo, de irse consolidando y dándose a conocer. Al menos, las primeras piedras del camino ya están puestas e, incluso, recorridas. Ahora le toca el turno a Sevilla, que tiene que cambiar el chip, dándose cuenta de que el Junio Eucarístico termina en uno de los extremos de la Feria, en Tablada.
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