Cien despertares

Todavía andamos con los preparativos de unas Navidades que se van apoderando a marchas forzadas de la ciudad e, incluso, nos quedan los últimos retazos de las Glorias con la Virgen del Rosario del Salvador, pero la cuenta atrás hacia un nuevo Domingo de Ramos avanza a marchas forzadas. Tanto que en el camino que nos llevará de la mano a los días grandes ya nos va a sobrar una de las tres cifras con las que veníamos presagiando el tiempo que nos quedaba para ver el centro lleno de túnicas y capirotes. Porque hoy, 14 de diciembre, nos separan tan sólo 100 días de una nueva Semana Santa.

Apenas un centenar de despertares restan para ver las túnicas colgadas en las casas, los damascos presidiendo los balcones, esa mañana de palmas y las primeras colas en los templos con gente vestida con sus mejores galas. Para que la rampa del Salvador cuente las horas para que pequeños nazarenitos con una cruz de Santiago en el pecho recorran sus viejas tablas. Para entonces, en El Porvenir todo tendrá el color de La Paz, mientras se prepara el sabor a barrio de La Hiniesta, el milagro que desafía a la física en la salida de  Jesús Despojado o la Eucaristía más soleada en La Cena. Después, el relevo llegará desde la Ronda con San Roque, presagiando que Triana llega a Sevilla con La Estrella, que el Silencio es Blanco y sale en La Amargura y que hasta la alegría del estreno debe ser acallada junto al Cristo del Amor.

En definitiva, quedan cien mañanas por delante que parecerán un siglo, que vendrán encadenadas entre sí sin solución de continuidad y que nos llevarán hasta un Domingo de Ramos que, paradójicamente, todavía vemos lejos pero cada vez más cerca. No en vano, mañana sólo necesitaremos dos cifras para continuar nuestra cuenta atrás, sabiendo que Cronos se alía con nosotros en estas fechas que pasan volando y que acelerarán aún más si cabe el trecho que nos separa de nuestra meta. Porque cada vez quedan más sueños y menos despertares.