Y cada vez queda menos

El Adviento toca a su fin y según avanzan los días la hoja de diciembre tiembla más en el calendario. Sólo queda el último tirón de este 2012 que ya tiene sabor a Navidades y tantos colores como luces iluminan nuestras calles. Se nos escapa el año, incluso, a las procesiones les queda su epílogo final en el Salvador y Nervión, puntos donde este fin de semana echará el cierre definitivo el ciclo. Es más, con jornadas como la de hoy, todo se acelera una mijita más y los "ya queda menos" se multiplican entre los cofrades de media ciudad.

Porque el 18 de diciembre viene en rojo porque es laborable y, sobre todo, merecería lucir un Verde Esperanza. No en vano, celebramos una de las advocaciones más importantes de la capital hispalense, esa que ha echado raíces en tantos barrios y que saborearemos entre colas y besamanos. Así será en La Macarena, Triana, La Trinidad, San Roque, La O, San Martín, El Juncal o Las Avenidas, lugares en los que muchos acudirán a esa particular liturgia que no viene registrada en ningún manual, pero sin la que Sevilla no sabría vivir. Da igual que todo diese comienzo ya el pasado fin de semana y que, incluso, se haya pasado por delante de la Virgen, porque hoy volverá a ser necesario hacerlo, ya que no es un día más.

Es el penúltimo gran acto del Adviento, de ese camino hacia la Navidad y los estertores de este 2012 al que tan poco kilómetros le quedan por recorrer. Casi un sinónimo de que, ahora sí, la recta final del año va en serio. Porque, a partir de ahora, el tiempo volará con unas fiestas que ya están a la vuelta de la esquina y que, como siempre, vienen precedidas por momentos tan bonitos como este. Después vendrá la vorágine de regalos y, cuando queramos darnos cuenta, Cádiz comenzará a sonar a caja y pitos de caña presagiándonos una nueva Cuaresma. Por eso quizás, muchos conscientes de esta situación saben darle al Día de la Esperanza la importancia que se merece, a sabiendas de que cada vez queda menos para que no nos contentemos con besamanos y cultos internos, ya que la gloria estará en la calle.