Este último sábado de enero, pese a lo que indique el calendario y el termómetro, llega con un importante sabor a primavera. Porque en esta Precuaresma que sigue avanzando a buen ritmo, hoy nos encontraremos con un programa de lo más cofrade y en sesión doble, arrancando por la mañana y acabando cuando la luna esté bien asomada a su balcón celestial. Un día de esos que muchos echábamos tremendamente de menos y que, por momentos, nos hará pensar que la invasión de túnicas y capirotes que sigue esperando la ciudad se encuentra ya a la vuelta de la esquina.
Es lo que sentiremos a primera hora, casi de amanecida, cuando San Bernardo rezume aroma a Miércoles Santo. Será a la vera de la Virgen del Refugio, que recorrerá las principales arteras del barrio más torero de la vieja Híspalis con motivo de un Rosario de la Aurora con el que celebrará sus primeros 75 Años de vida (recuérdalo aquí). Un momento único y dificilmente repetible, inexcusable para cualquier capillita que se precie y que servirá para que las emociones se disparen por una feligresía a la que la lluvia le arrebató su día grande en 2013.
Más tarde, en pleno centro y desde el Santo Ángel, tendremos la segunda procesión de este 2014, la primera para muchos, ya que el Niño Jesús de El Valle tuvo que quedarse en casa. Se trata del Milagroso Niño Jesús de Praga, que sobre su paso, entre bullas y volutas de incienso, anunciará al corazón de Sevilla que la cuenta atrás prosigue y que va consumiendo dígitos a pasos agigantados. No en vano, Él solo es la avanzadilla de lo que está por llegar, acaparando todo el protagonismo del mundo en una tarde que precederá a otras muchas similares cada fin de semana, haciendo que la ciudad recupere su pulso habitual mientras se va acercando, como quien no quiere la cosa, a otra Semana Santa.
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