La cuenta atrás que nos va llevando de la mano hacia la próxima Semana Santa continúa avanzando a pasos agigantados. De hecho, ya vemos relativamente cerca el final del mes de enero, que traerá consigo el inicio de los Carnavales de Cádiz, unas fiestas que para muchos sevillanos sirven de antesala para la Cuaresma. Pero sin necesidad de esperar hasta que cambiemos la hoja del calendario nos encontramos con una fecha cuanto menos peculiar. Se trata de la de hoy, en la que nos separan 80 días del Domingo de Ramos. O lo que es lo mismo, una Cuaresma de la verdadera Cuaresma.
Cuatro decenas de días que poco a poco se irán llenando de preparativos, iniciándose con un sinfín de igualás y ensayos que ya nos están poniendo en situación de lo que está por venir y que, según avancen las semanas, traerán bajo el brazo las primeras colas en establecimientos en los que se vende todo lo relativo a túnicas y capirotes. Unas fechas que nos regalarán las primeras procesiones, presentaciones de carteles, ensayos y cultos externos, anunciándonos que la ciudad desea comenzar a desperezarse más pronto que tarde, rezumando olor a incienso y ese ambiente sin el que la vieja Híspalis prácticamente sería impensable.
Algo más de siete semanas nos restan para que un miércoles venga vestido de ceniza y nos recuerde que polvo somos y en ello nos convertiremos; para encontrarnos con el principio del fin de la espera, quitándole a la Cuaresma ese prefijo que actualmente utilizamos y que estamos deseando perder de vista. Hasta entonces, nos quedarán por delante otros 40 días que comienzan hoy mismo y que iremos consumiendo como quien no quiere la cosa, restándole dígitos a una cuenta atrás que continúa avanzando con paso firme hacia una nueva Semana Santa que vemos en lontananza, a dos Cuaresmas al cuadrado
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