Aunque todavía nos separan algo más de dos meses y medio de una nueva Semana Santa, durante estos días hemos podido ver el primer palio de este 2014. Ha sido el de la hermandad de El Valle, que desde el pasado fin de semana ha estado colocado a la entrada de la iglesia de la Anunciación, aunque, eso sí, sin salir del templo. De hecho, su única función era llevar a cabo una prueba real para la que había salido de su almacén, trasladándose a la sede canónica de la penúltima del Jueves Santo.
No en vano, sus varales han sido restaurados recientemente y se quería saber, antes de montar el paso definitivamente durante la Cuaresma, cómo quedaba su comportamiento. Para ello, y sin sacarlos de los plásticos en los que se guardan desde que llegaron de los talleres de orfebrería de San Juan de Aznalfarache, se realizaron varias probaturas que incluyeron levantás y movimientos que permitieron comprobar si existía alguna novedad con respecto a lo acostumbrado y si, por este motivo, debía volver a hacerse algún tipo de retoque antes del próximo Jueves Santo.
En cualquier caso, al día siguiente, el martes, y ya con las conclusiones de la prueba real bajo el brazo, se procedió a su desmontaje, haciendo que muchos lo echasen de menos al volver a entrar en la Anunciación. Y es que las ganas de cofradías ya campan a sus anchas entre nosotros y el simple hecho de ver un palio montado, aunque a falta de muchísimos retoques más, parecía acelerar la cuenta atrás hasta una nueva Semana Santa a pasos agigantados. Sin embargo, todo fue una ilusión efímera, el preludio de lo que llegará dentro de unos meses y no de manera transitoria, sino con la firme intención de quedarse.
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