La Navidad, poco a poco, da sus últimos coletazos. De hecho, hoy llegamos a una jornada que inicia la recta final de estas fiestas, esa en la que la ilusión campa a sus anchas por la ciudad y los más pequeños se convierten en los grandes protagonistas. Será con la tradicional Cabalgata de Reyes del Ateneo, esa que para muchos cofrades casi se puede considerar como la primera gran procesión del año y que en este 2014 tendrá aún más referencias si cabe a los días grandes, ya que los tronos de los tres monarcas de Oriente estarán inspirados en otros tantos palios hispalenses (recuérdalo aquí).
Aunque esta tarde, mientras algunos apuran las horas para hacer sus últimas compras, las bandas y las carrozas desfilarán por las calles entre una lluvia de caramelos, provocando sonrisas y emociones a su paso. Será solo un presagio de lo que se vivirá mañana a primera hora, cuando los salones aparezcan inundados de regalos, reinventando esa tradición tan nuestra que bebe de aquel oro, incienso y mirra que entregaron a los pies del portal en honor al Hijo de Dios tres reyes que echaron a andar con sus pajes siguiendo una estrella.
La misma que hoy abrirá el cortejo más grande y esperado por los pequeños, el que tiene lugar antes de que se vayan a la cama antes que nunca, pero con más ilusión que siempre. El preludio de la última jornada grande de las Navidades y la antesala de una Precuaresma que ya está llamando a la puerta. Pero antes que eso, un desfile sin túnicas ni capirotes se adueñará de la ciudad haciendo las delicias de todos, llevándonos de vuelta a esa niñez que, en mayor o menor medida, siempre hemos de conservar. Porque la de hoy no es una tarde más, es esa en la que la ilusión se adueña de Sevilla.
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